El primer catequista - Alfa y Omega

El primer catequista

El infierno, la moral sexual, la cercanía a los más pobres… Sobre todo ello le preguntaron al Papa, el domingo, durante su visita a la parroquia romana de Santa María Madre del Redentor. Éstas son algunas de sus respuestas:

Redacción
El Papa, durante su encuentro con los jóvenes en la parroquia de Santa María Madre del Redentor, en Roma

Santo Padre: si Dios perdona todo, ¿cómo puede haber infierno?
El infierno es querer alejarse de Dios porque no se desea su amor. Pero si tú fueras un pecador tremendo, con todos los pecados del mundo, pero en el momento de morir miras al cielo y dices: ¡Señor!, ¿dónde vas, al cielo o al infierno? ¡Al cielo! Va al infierno solamente el que dice a Dios: No te necesito, me las arreglo solo; como hizo el diablo, que es el único del que estamos seguros que está en el infierno. El infierno es alejarse de Dios, porque yo no quiero el amor de Dios.

A veces, somos objeto de burla, por querer vivir cristianamente la sexualidad. ¿Qué nos puede decir?
La moral cristiana es una gracia, una respuesta al amor que Dios es el primero en darte… Y Jesús te ayuda a salir adelante: si caes, Él te levanta y hace que continúes. Pensar que la vida moral es solamente hacer esto y no hacer aquello…, eso no es cristiano. Eso es una filosofía moral, pero no es cristiano. Cristiano es el amor de Jesús, que es el primero en amarnos. La moral cristiana es ésta: ¿Has caído? Levántate enseguida y continúa. Éste es el camino. Pero siempre con Jesús.

Éste es un barrio de familias pobres. ¿Qué nos podría decir?
La gente de este barrio es buena gente. Tienen el mismo defecto que tenían Jesús, María y José: son pobres. Con la diferencia de que José tenía trabajo y mucha gente aquí no lo tiene, pero tiene que dar de comer a sus hijos. Y, ¿cómo se las arregla? Ya lo sabéis… La bondad es puesta a prueba por la injusticia del desempleo o de la discriminación. Y esto es pecado, es pecado grave. Muchos son obligados a hacer cosas que no están bien, quizás porque se ven entre la espada y la pared. Pero muchas veces la gente, cuando se siente acompañada, cuando siente que la quieren, no cae en las redes de los que explotan a los pobres. Por eso, para ayudar a la gente, el primer mandamiento pastoral es la cercanía: estar cerca de ellos… No podemos ir a una casa donde hay niños enfermos o hambrientos y decir: Tú tienes que, tú tienes que… No. Tenemos que ir con la cercanía, con esa caricia que Jesús nos enseñó.

El culto verdadero

En la víspera, el Papa visitó la iglesia de Todos los Santos, en Roma, el lugar donde, hace cincuenta años, el Beato Pablo VI presidió la primera Misa en italiano. «Así inauguró la reforma litúrgica –recordó el Papa–. Fue un gesto valiente de la Iglesia el acercarse al pueblo de Dios para que entendiese lo que hace». Francisco aprovechó para hacer una llamada «a un culto auténtico, a la correspondencia entre liturgia y vida, para que haya sintonía entre lo que la liturgia celebra y lo que vivimos. No podemos sustituir con homenajes religiosos lo que al prójimo se le debe, aplazando una conversión verdadera. El culto, las celebraciones litúrgicas, son el ámbito privilegiado para escuchar la voz del Señor que nos guía por el camino de la rectitud».

La próxima Visita pastoral del Papa le hará viajar, el sábado 21 de marzo, a Pompeya y a Nápoles, donde visitará un barrio tradicionalmente dominado por la mafia, acudirá a una cárcel y tendrá un encuentro con los jóvenes.