No es posible un viaje del Papa a Ucrania - Alfa y Omega

No es posible un viaje del Papa a Ucrania

El Presidente Poroshenko ha invitado al Papa Francisco a visitar Ucrania, pero la seguridad de la población no puede ser garantizada, al igual que nadie puede garantizar que se manipule políticamente al Santo Padre

Jesús Colina. Roma

El 25 de febrero, una fuente ucraniana anunció una futura visita del Papa Francisco al país, en referencia a una respuesta positiva del Santo Padre a una carta de invitación que le envió el Presidente Petró Poroshenko unos días antes. El anuncio suscitó inmediatamente perplejidad. Ciertamente, el Papa desea ardientemente testimoniar con su presencia la cercanía de la Iglesia a las numerosas víctimas del conflicto. Ahora bien, la situación de seguridad ha degenerado demasiado en el país como para poder organizar una visita de este tipo. La seguridad de la población no estaría garantizada.

Por otra parte, ¿cómo podría evitarse la manipulación de la visita del Papa? El Gobierno de Ucrania, obviamente, trataría de forzar el apoyo político del Papa. ¿Cómo podría Francisco evitar la irritación de Rusia y de Vladimir Putin? Es más, la irritación de Putin se convertiría también en irritación de la Iglesia ortodoxa rusa y de su Patriarca, que mantiene relaciones cercanas con el Gobierno. Sacerdotes ortodoxos han aplaudido a los rusos que han tomado las armas para ir a Ucrania del lado de los anexionistas.

La prudencia mantenida hasta ahora permite además al Papa jugar un papel constructivo en la resolución diplomática del conflicto. Su Secretario de Estado, el cardenal Parolin, viaja desde hoy y hasta el 15 de marzo a la capital de Bielorrusia, Minsk, donde han tenido lugar los contactos entre los Gobiernos ucraniano y ruso, acompañados de los separatistas de Donetsk y Luhank.

No es una guerra civil

Se trata de una visión muy diferente a la de monseñor Stanislav Szyrokoradiuk, obispo latino de Kharkiv-Zaporizhia y director de Cáritas Ucrania, quien ha estado estos días en Roma. Según él, la guerra en Ucrania no es una guerra entre ucranianos, sino que se trata de un conflicto provocado por la agresión rusa.

«Ahora tenemos más de diez mil soldados venidos de Rusia. Si se tratara de un problema sólo ucraniano, ya lo habríamos resuelto hace meses; pero éste no es sólo un problema entre ucranianos. Ucrania ahora está muy unida. Vivimos en la 24 regiones del país. Este conflicto sólo afecta a dos regiones cercanas a Rusia. Por este motivo, confiamos en la solidaridad de Europa, en la cristiana, y como ha dicho el Papa, rezamos juntos», afirma.

El obispo considera que Europa puede desempeñar un papel decisivo para acabar con el conflicto: «Creo que sin la ayuda de Europa, sin embargo, por ejemplo, no es posible resolver este problema. Ucrania, en comparación con Rusia, es demasiado débil y, por tanto, para nosotros es muy difícil estar solos».

A partir de la experiencia de Cáritas en Ucrania, el prelado asegura que el mayor problema actual es de carácter humanitario: «Ya hay muertos de hambre, en estas regiones, y para nosotros es muy difícil ofrecer ayuda, pues la línea de fuego está cerrada, no podemos ir a los lugares de conflicto armado. Creo que Ucrania no puede resolver esta situación con sus propias fuerzas, por este motivo confiamos en la ayuda internacional».

El obispo considera que este conflicto no debería afectar al diálogo entre católicos y ortodoxos, aunque reconoce que el efecto de la guerra ha sido terrible en este sentido: «Católicos y ortodoxos rezamos juntos por la paz. La Iglesia romana católica es más favorable a Europa, pero el diálogo es posible, todo es posible, pero falta la paz. En la situación actual, este diálogo no es posible. Pero todos juntos queremos ayudar a nuestra gente».