«Abandonar a los ancianos se llama pecado mortal» - Alfa y Omega

«Abandonar a los ancianos se llama pecado mortal»

Niños por nacer y ancianos. La batalla por la defensa del derecho a la vida se libra tanto en un extremo como en el otro, según lo entiende el Papa, que continuamente alude a ambos aspectos. Ayer, Francisco…

Redacción

Niños por nacer y ancianos. La batalla por la defensa del derecho a la vida se libra tanto en un extremo como en el otro, según lo entiende el Papa, que continuamente alude a ambos aspectos. Ayer, Francisco prosiguió su reflexión sobre los abuelos y ancianos. Fue un planteamiento en positivo, centrado en la importante misión de las personas mayores en la sociedad y en la Iglesia, después de haber arremetido, la pasada semana, contra la marginación de los ancianos en Occidente. Vivimos en «una sociedad programada sobre la eficacia», que tiende a «ignorar la vejez, como si fuera una enfermedad», dijo. La Iglesia debe revelarse contra esta cultura, añadió el Papa, quien habló, desde su experiencia personal, sobre casos de abandono de personas mayores por parte de sus hijos. «Esto se llama pecado mortal, ¿se entiende?» Y añadió: «Donde no hay honor para los ancianos, no hay futuro para los jóvenes». Y «una sociedad en donde no hay lugar para los ancianos lleva consigo el virus de la muerte».

El Papa volvió a insistir, la pasada semana, en este asunto, al recibir a los miembros de la Academia Pontifica para la Vida, reunidos en Asamblea Plenaria, centrada en los cuidados paliativos y la asistencia al anciano. «Un Estado no puede pensar en obtener beneficio económico de la Medicina», dijo Francisco, quien denunció que los sistemas sanitarios prestan «cada vez menos atención» a las personas mayores. Frente a ello, el Pontífice reivindicó el papel de los sanitarios especializados en paliativos, un tipo de Medicina «que no posee menos valor por el hecho de no salvar la vida. Los paliativos –explicó– hacen algo igualmente importante: valorizan a la persona». Pese a ello, Francisco subrayó que «los ancianos necesitan, en primer lugar, los cuidados de los familiares, cuyo afecto no pueden sustituir las estructuras más eficientes, o los agentes sanitarios más competentes y caritativos».