Ofensiva laicista en el Parlamento francés - Alfa y Omega

Ofensiva laicista en el Parlamento francés

Una enmienda pretende acabar con las fiestas católicas en las provincias y territorios de ultramar y sustituirlas por días festivos locales

José María Ballester Esquivias

Esta tarde, la Asamblea Nacional –cámara baja del Parlamento francés– tendrá que pronunciarse sobre el proyecto de Ley de crecimiento, actividad e igualdad de las oportunidades económicas, conocida popularmente como Ley Macron, del apellido de su promotor, el ministro de Economía. Se trata de una pieza legislativa de una dimensión casi interminable, cuyo objetivo es liberalizar algo la encorsetada economía gala para dinamizarla y permitir así la creación de empleo.

Los debates han sido enconados y el resultado de la votación es harto incierto. Sin embargo, en este río revuelto, un puñado de diputados procedentes, en su gran mayoría, de partidos de izquierda ha logrado introducir una enmienda que faculta a los prefectos –cargo equivalente al de Delegado del Gobierno– modificar de forma discrecional el calendario de días festivos en las provincias y territorios de Ultramar.

«En los territorios mencionados por el artículo 73 de la Constitución», reza el texto de la enmienda, «y teniendo en cuenta la especificidad cultural, religiosa e histórica de estos territorios, una orden prefectoral podrá sustituir los días festivos por días festivos locales». Los días que podrían ser suprimidos, siempre según el citado texto, son: lunes de Pascua, Ascensión, lunes de Pentecostés, Asunción y Todos los Santos.

Se trata en suma de mandar al garete un número considerable de días festivos que hunden sus raíces en la costumbre católica. Los beneficiarios serían los ciudadanos de esos territorios –por ejemplo en la Isla de la Reunión, situada en el Oceano Índico– que profesan creencias musulmanas, animistas o hindúes.

Consciente de la intencionalidad política de la enmienda, el ministro Macron has expresado sus reservas; por parte del centro derecha, silencio embarazoso. La única que se ha expresado con claridad ha sido la diputada del Frente Nacional Marion Maréchal-Le Pen: «Es el delirio laicista que quiere que arrasemos totalmente nuestro pasado y nuestra herencia cultural judeocristiana». Maréchal-Le Pen ha admitido que los ciudadanos de esos territorios no están lo suficientemente atendidos por la metrópoli. Sin embargo, ha añadido que la solución no está en «desafiar a Francia».