El Papa llama a un basurero argentino que perdió las piernas en un accidente laboral - Alfa y Omega

El Papa llama a un basurero argentino que perdió las piernas en un accidente laboral

El pasado 22 de marzo, mientras Maximiliano Acuña trabajaba en su camión, fue arrollado por un conductor drogado. Perdió las dos piernas. El joven de 33 años, sobrevivió de milagro y encabeza una petición del gremio de basureros para que el día de su accidente, el 22 de marzo, se reconozca especialmente a los profesionales del sector. El Papa le llamó y le dijo: «Siempre para adelante, que sos un ejemplo»

Cristina Sánchez Aguilar

«Iba en el coche y me sonó el móvil desde un número privado. Pensé que era un compañero de trabajo.

– “¿Quién habla?”

– “El Papa Francisco”.

– “Nooo, ¿en serio?”

– “Si soy el Papa Francisco, me mandó una carta un compañero [Gustavo Vera], me emocionó y me llegó mucho la fuerza que tenés”».

Lo cuenta Maximiliano Roberto Acuña, Maxi, como le llaman todos. Tiene 34 años, mujer y cinco hijos. Lo que no tiene son piernas, amputadas en marzo tras un brutal accidente de un hombre borracho y drogado que conducía con exceso de velocidad y se llevó por delante el camión de la basura con el que Maxi estaba trabajando.

La llamada la recibió cuando iba de camino al acto en el que más de 400 compañeros iban a homenajearle y a proponer el 22 de marzo, día del accidente de Maximiliano, como el día para homenajear anualmente a los recolectores de residuos. Tras el acto, que encabezó junto al legislador Gustavo Vera y el líder del gremio, Pablo Moyano, Acuña recordó que el Papa jesuita, en su conversación, le dijo: «Siempre para adelante, que sos un ejemplo».

El mail de Gustavo Vera

Este domingo por la tarde, Gustavo Vera había visitado la casa del basurero, donde escuchó su historia personal y familiar. El joven le contó que, cuando estuvo internado perdió mucha cantidad de sangre (le hicieron cinco transfusiones) y tuvo varios paros cardíacos. «El pronóstico de los médicos era el peor: en el mejor de los casos quedaba en estado vegetativo o con serios daños neuronales y en el peor de los casos era el final. Pero al tercer día, Maximiliano salió del coma y al quinto día ya estaba en sala normal. A las pocas semanas ya estaba en la casa junto con sus cinco hijos y su numerosa familia obrera en la que se destaca el coraje y el empeño de su madre tucumana que me hizo acordar mucho a mi vieja», señala Vera en un correo electrónico dirigido al Papa en el que le pide que le haga una llamada (recogido por la web de la Fundación La Alameda).

«Cuando Pablo Moyano lo fue a ver y a hacerse cargo de todo el tratamiento (ahora le están preparando dos piernas ortopédicas), Maximiliano no pidió subsidios, ni lloró. Solo pidió trabajo para seguir manteniendo a su familia. Mantiene su buen humor y es un ejemplo de dignidad y amor a la vida».

Durante la visita, Maximiliano «me contó que en esos tres días inconsciente en los que los médicos le daban por muerto, Cristo le dijo que tenía que volver a la vida, que todavía tenía una misión, y al tercer día regresó». El sábado que viene, cuatro meses después del accidente, cumple 34 años.