12 Tenores (con permiso de Carreras, Pavarotti y Domingo) revienta el Apolo

Tras haber logrado un apabullante éxito en EE. UU., Sudáfrica, Europa y Asia, 12 Tenores escenifica ahora en la capital de España todo su arte, que va más allá de sus voces.

Como si se tratara de un perfecto y armónico grupo musical, 12 Tenores se planta en escena ataviados de uniforme, con traje oscuro, tirantes y corbata. Son las doce mejores voces del mundo.

Les acompaña, a la izquierda, una batería, al centro, en el foro, dos violinistas y una contrabajo, y a la derecha un teclado eléctrico. Ilumina el espectáculo un panel oscuro -que ocupa todo el foro del teatro y que produce destellos blancos- y tres carteles luminosos elevados, al centro, sobre los que se proyectan imágenes fantásticas que acompañan con su calidez y color a cada uno de los más de treinta temas musicales que vertebran el conjunto. El simpático elenco -integrado sólo por hombres- se va presentando, sin cantar, uno a uno y exclusivamente en inglés, e informa al espectador de cómo se llaman, lo que les gusta estar en Madrid, a qué se dedican -alguno es bailarín- y que el más joven tiene 27 años y el mayor 34.

Estructurado en dos partes, la primera del espectáculo resulta más melódica, más tibia, menos reconocida por el público -las van presentando cada 4 canciones -siempre en inglés- y las coreografías de los cantantes en sus números resultan algo insípidas. Además, la fuerza vocal del conjunto es tal cuando cantan todos, que salvo la batería o el teclado, el resto de instrumentos quedan eclipsados.

Sin embargo, la segunda parte de estos 12 Tenores arranca con fuerza, se recupera la viveza que necesita el vibrante montaje, se escuchan todos los instrumentos y se desatan los cantantes-intérpretes, desplegando tras de sí números coreografiados divertidos, elásticos, tiernos, desde el rock hasta la ópera, pasando por la música pop y los clásicos de Brodway, dejando al descubierto su desparpajo, su cara más alegre y pícara. A partir de entonces estas 12 voces líricas interpretan melodías inconfundibles: Hey Jude, Imagine (de los Beatles), We are the champions (de Queen), Beach Boys, Michael Jackson… e incluso el bellísimo Nessum dorma (de Puccini), cantado este último a dos voces, de distinta tonalidad, que arrancaron las lágrimas a los espectadores.

De este modo, 12 Tenores resulta un exitoso, recomendable y polifacético experimento musical para todos los paladares y todas las edades, un show en definitiva, unas veces más atrevido que otras, pero que no deja de ser la suma de unas voces frescas, actuales y enérgicas que consiguen romper con cualquier convencionalismo musical y logran que al espectador del fondo le entren ganas de gritar, tras acabar el espectáculo de 2 horas, «other, other…». Y a pesar de que los propios artistas arguyeron en ese momento que estaban so tired, sacaron fuerza de nuevo hasta dar todo el placer que necesitaba el público madrileño. ¡Bravo por la fuerza de la música en vivo!