Nacido en 1110 de padres ingleses, se educó en la corte escocesa junto con el hijo del Rey David I. Pronto descubrió que nada debe de anteponerse al amor de Cristo, por lo que entró, cuando contaba 24 años de edad, en el Monasterio de Rieval, en contra de los planes del Rey, que pretendía hacerle obispo. En Rieval, San Elredo se empapó de espiritualidad cisterciense bajo la batuta del abad Guillermo y se convirtió en maestro de novicios.
Autor prolífico, su tratado Sobre la amistad fue su obra más notable. Años más tarde, fue designado abad del Monasterio de Revesby, de donde salió para desempeñar la misma responsabilidad en Rieval, cuyos monjes habían reclamado su vuelta. Allí permaneció hasta su muerte, acaecida en 1167.
Según Louis J. Lekai, autor de Los cistercienses, ideales y realidad, «san Elredo, llamado con justicia el san Bernardo del norte, es uno de los caracteres más atractivos de la historia monástica. No pudo alcanzar la talla de san Bernardo como estadista y reformador, pero estuvo a su altura en cuanto a su amor compasivo y su comprensión por el hombre de cualquier tipo de vida. Atrajo innumerables vocaciones a Rievaulx por medio de sus escritos, marcados por una gran piedad y profundidad, y aun en mayor grado por sus contactos personales».