La humanidad cristalizada - Alfa y Omega

La humanidad cristalizada

Maica Rivera

El Premio Alfaguara 2017 distinguió a Ray Loriga por Rendición, una novela que arranca en medio de una guerra en la que lo de menos es el dónde, cuándo, cómo o por qué, ya que lo único que cuenta, por marcar la exclusiva y desoladora pauta de principio a fin, es la mera supervivencia en un mundo triste que ha perdido toda su humanidad por el camino. Ni del protagonista ni de su esposa llegamos siquiera a saber el nombre, tampoco en verdad el del niño al que acogen (sí sabemos cómo se llaman, en cambio, los dos hijos biológicos, de ella, ausentes, Augusto y Pablo, que están guerreando o tal vez han caído en el frente), porque el pequeño no articula palabra y si responde al nombre de Julio es por puro empeño de estos padres de espontánea adopción que un día lo encuentran perdido en el jardín.

Cada vez más acosados en una comarca semidevastada donde prima la ley marcial de los más fuertes y poderosos, como «los dueños del agua», los tres sobreviven aferrándose a los últimos vestigios de un hogar que, finalmente, se ven obligados a quemar para partir, por órdenes de un Gobierno provisional en la sombra, a la llamada Ciudad de Cristal, que responde literalmente a su nombre, con todo lo que eso significa en relación a la carencia total de intimidad (y derivados terribles, como la imposibilidad de estar solo o la incapacitación para el recogimiento; y consecuencias dramáticas, como la castración del ejercicio de una auténtica libertad). En este paraíso artificial, la luz constante acaba siendo una pesadilla. Casi tanto como la asepsia colectiva impuesta («cristalización» dicen), que arrebata diariamente, uno a uno, a los ciudadanos incluso el propio olor corporal. Suscribimos la valoración del jurado del XX Premio Alfaguara en los calificativos de kafkiana y orwelliana a la historia en todo lo referente a la autoridad y la manipulación de masas, «una parábola de nuestras sociedades expuestas a la mirada y al juicio de todos». También es cierto que Loriga escribe «sin caer en moralismos», pero tal vez eso no resulte precisamente su mejor virtud; pero de lo que no vemos rastro es de esos «inesperados golpes de humor» ni de esa «luminosidad» –en lo referido a la pérdida, la paternidad y los afectos– que se atribuyen insólitamente a esta fábula.

No obstante, más que a Orwell o Kafka, nos recuerda más el relato a La Reina de las Nieves de Andersen, en la medida en que lo que parece es que todos los ciudadanos tienen un cristal clavado en el corazón que les ha congelado todos los sentimientos y les ha borrado la memoria, en especial lo relacionado con aquellos a quienes aman y sobre cómo amarlos bien, como le sucede al niño de aquel sobrecogedor cuento popular.

¿Dónde vemos la verdadera rendición del protagonista? Este personaje, que reza apresuradamente su oración cada vez que se ve en peligro de muerte, se condena a sí mismo «como un perro viejo» y lleno de hastío cuando decide empezar a vivir bajo la máxima de que «Dios no lo ha elegido para nada extraordinario».

Rendición
Autor:

Ray Loriga

Editorial:

Alfaguara