Un Papa colegial - Alfa y Omega

«No es fácil trabajar con este Papa», reconocía Francisco en un encuentro con los obispos italianos, pues a veces «se viene con un plan y se sale con otro». Era un comentario bromista que refleja un rasgo de su modo de trabajar: como los temas se estudian colegialmente y en profundidad, las decisiones son, a veces, distintas de lo esperado. En ese encuentro, como en tantos otros, Francisco proponía «un diálogo sincero» y pedía franqueza: «Estoy dispuesto a escuchar opiniones que no sean agradables para mí. Con total libertad, con toda libertad, porque el Papa es el siervo de los siervos de Dios».

Francisco cambió enseguida el modo de funcionar del Sínodo de Obispos, invitando a los participantes a «hablar con valentía y escuchar con humildad». Ahora ha retocado el formato de las visitas ad limina, para poder estudiar colegialmente los temas con los obispos de cada país.

Si antiguamente el encuentro de los obispos con el Papa se limitaba a escuchar la lectura de un discurso preparado en buena parte por sus colaboradores, Francisco pasó a entregarlo escrito y a dedicar el tiempo a un intercambio libre de ideas. Ahora ya no hay discurso, sino dos encuentros largos, de hasta dos o tres horas cada uno.

Los obispos tienen una reunión exclusivamente con el Papa, en la que estudian con libertad pros y contras de diversas opciones sin intermediarios de Curia. En el otro encuentro, participan también los jefes de los siete u ocho departamentos del Vaticano más relevantes en los temas que se vayan a tratar. Son reuniones de trabajo que a veces se convierten en tormentas de ideas y facilitan encontrar soluciones en las que nadie había pensado antes.

Francisco está trasladando a estas visitas de obispos por países un estilo que caracteriza las reuniones del Consejo de Cardenales cada dos o tres meses. Los ocho cardenales de todo el mundo y el secretario de Estado hablan con plena libertad. El Papa tiende a escuchar más que a dar indicaciones, y hace preguntas que abren pistas.

En la última reunión, hace un par de semanas, el C9 empezó a estudiar el traspaso de algunas competencias de la Santa Sede a las conferencias episcopales «en un espíritu de sana descentralización», según el portavoz papal Greg Burke.

Las conferencias episcopales son cada vez más maduras y eficaces, lo cual facilita la colegialidad. Y las visitas ad limina más fraternas son una fuente de optimismo.