Ángeles Conde recibe el Premio Juan Pablo II de Comunicación: «Una periodista de la era Francisco» - Alfa y Omega

Ángeles Conde recibe el Premio Juan Pablo II de Comunicación: «Una periodista de la era Francisco»

«Nunca es ella la protagonista de sus noticias, porque lo es la persona que tiene enfrente. Lo que a ella le interesa es contar lo que pasa» en toda su profundidad y «hacer el bien a las personas de las que habla y también a las que se dirige», dijo de la premiada Cristina Sánchez, redactora jefe de Alfa y Omega

María Martínez López
Foto: Jorge Barrantes/Crónica Blanca

El arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, hizo entrega este jueves del IX Premio Juan Pablo II de Comunicación de la Fundación Crónica Blanca a Ángeles Conde Mir, corresponsal de Rome Reports en Roma y colaboradora de Alfa y Omega.

Aludiendo al nombre de la fundación, el cardenal Osoro afirmó que «algo especialmente importante en la vida de los comunicadores y de cualquier que quiera decir algo, es que sea una “crónica blanca”; no de otros colores: el color de la resurrección, de la vida, de la reconciliación y el encuentro».

Cuatro verbos para el encuentro

El arzobispo de Madrid también pidió a los comunicadores que sepan «escuchar, ver, preguntar y decir. En estos momentos escuchar es de las cosas más necesarias y difíciles. Pero es el inicio del respeto verdadero a todo ser humano». También «hay que saber ver con la óptica del padrenuestro: ver en los demás hermanos a cuyo encuentro hay que salir, sean como sean o hagan lo que hagan».

Para preguntar, el modelo es la pregunta que hizo Jesús al ciego de Jericó: «“¿Qué quieres que haga por ti?”. “Señor, que vea”. ¡Qué bonito es ser comunicador para que la gente vea!». Por último, después de todo lo anterior, el comunicador debe contar las cosas para «llegar al corazón de las personas». El periodismo —concluyó el cardenal Osoro— es «una misión asada en el servicio y la entrega a los demás».

«Nunca es la protagonista»

El acto había comenzado con una muestra de los trabajos de Ángeles Conde desde el Kurdistán iraquí, el Líbano, Bélgica tras los atentados islamistas o el Vaticano. Esbozó su semblanza Cristina Sánchez, redactora jefe de Alfa y Omega y amiga de la galardonada. De ella, destacó «su sensibilidad, su saber estar y su poner al ser humano por encima de todo». Prueba de ello —añadió— es que Conde «nunca habría preguntado» a la chica yazidí a la que ambas entrevistaron unas horas antes «qué había sentido mientras la violaban», como otros periodistas.

«Nunca se queja, siempre tiene una sonrisa y siempre dice que sí. Nunca es ella la protagonista de sus noticias, porque lo es la persona que tiene enfrente. Lo que a ella le interesa es contar lo que pasa» en toda su profundidad y «hacer el bien a las personas de las que habla y también a las que se dirige», concluyó Sánchez.

Periodistas de la «era Francisco»

El presidente de la Fundación Crónica Blanca, Manuel María Bru, subrayó que «periodistas como Ángeles» o como los ganadores de premios similares, como el ¡Bravo! de la CEE o el Lolo de la UCIPE «hacen posible que el rostro y la voz de Cristo sean vistos y escuchados implícita y explícitamente» en el mundo de hoy.

Dirigiéndose a Ángeles Conde, Bru le dijo que «eres, y representas dignísimamente, a una nueva generación de periodistas católicos de la “Era Francisco”, y que además, has hecho ya un largo recorrido profesional al lado del Papa, dedicándote, no exclusivamente pero si principalmente a la apasionante tarea, envidia de periodistas creyentes y no creyentes, de informar sobre el Papa Francisco y su renovador pontificado, el pontificado de una Iglesia que pone en práctica la evangélica “cultura del encuentro”».

«No me cambiaría por nadie»

En su intervención final, la premiada se mostró «muy honrada y orgullosa. Lo considero inmerecido porque me veo todavía en “parvulitos”; pero está bien que de vez en cuando te den un “progresa adecuadamente”. Es un estímulo, porque los que estamos en esto sabemos que es más que una profesión, que nos da la vida. Hay días que tirarías la toalla y días en que no te cambiarías por nadie».

Conde se mostró muy agradecida porque en el Vaticano está viviendo «muchos días» de este último tipo. Recordó también que «tu vida cambia cuando has visto a los refugiados», a los cristianos perseguidos, a las víctimas de muchas pobrezas y hambrunas. «No podemos no mirar a los ojos a la realidad de los que tenemos delante».