Los obispos de Estados Unidos piden que se paralice la deportación de cien caldeos - Alfa y Omega

Los obispos de Estados Unidos piden que se paralice la deportación de cien caldeos

Deportar a cristianos, incluso aunque tengan antecedentes criminales, a un país donde están gravemente amenazados «no parece coherente con la preocupación [del gobierno] sobre el genocidio y la persecución», escribe el presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos al Secretario de Seguridad Nacional

María Martínez López
Foto: CNS/REUTERS/Rebecca Cook

La Conferencia Episcopal de Estados Unidos ha pedido al Secretario de Seguridad Nacional del país, John Kelly, que posponga la deportación de un centenar de iraquíes, en su mayoría cristianos, detenidos en las últimas semanas en los estados de Michigan y Tennessee, en varias redadas.

Esta semana, un juez federal está escuchando las alegaciones presentadas en nombre de los arrestados por la Unión de Libertades Civiles de América (ACLU, por sus siglas en inglés), que alega que la legislación del país prohíbe deportar a ciudadanos que corran un grave riesgo en su país de origen.

En una carta, el presidente de la Conferencia Episcopal, el cardenal Daniel DiNardo, así como los monseñores Joe S. Vásquez y Óscar Cantú, presidentes respectivamente de los comités sobre Migración y Justicia y Paz Internacional, piden que no sean deportados «hasta que la situación en Irak se estabilice y su gobierno demuestre que está dispuesto y es capaz de proteger los derechos de las minorías».

Una decisión incoherente

«Devolver [miembros de] minorías religiosas a Irak en este momento, sin un plan específico para su protección, no parece coherente con nuestras preocupaciones sobre el genocidio y la persecución a los cristianos» en el país. El presidente Donald Trump hizo de la protección de los cristianos de Oriente Medio uno de sus mensajes durante la campaña electoral, y en los últimos meses se han tramitado varias iniciativas en este sentido.

En la carta, los obispos explican cómo debido a la persecución «durante décadas, muchos de estos cristianos buscaron refugio legal en Estados Unidos. Como otros de diversos países de origen, se han integrado en las comunidades estadounidenses y están contribuyendo [a la sociedad] como tales».

Ya han cumplido condena

El texto reconoce que algunas de las órdenes de deportación se deben a crímenes graves cometidos en el pasado. «No lo minimizamos. Es totalmente apropiado que sean castigados».

Pero también recuerda que, una vez se ha cumplido condena, «no sería justo ni humano deportar a una persona que se ha integrado en la vida estadounidense y no supone un riesgo evidente para la comunidad local. El hecho de que corran un riesgo significativo de sufrir persecución e incluso un posible daño físico por su fe es, desde nuestra perspectiva moral, un factor importante para ser tenido en cuenta» al valorar la deportación.

La misiva termina pidiendo también piedad a todos los demás inmigrantes con órdenes de deportación que no supongan una amenaza significativa para los estadounidenses y a los que la expulsión ponga en peligro o separe de sus familias.