La Policía italiana recupera el relicario con el cerebro de san Juan Bosco - Alfa y Omega

La Policía italiana recupera el relicario con el cerebro de san Juan Bosco

El autor del robo es un italiano de 42 años que tenía el relicario en su casa escondido dentro de una tetera. El hombre, que ha confesado el hurto, robó la reliquia porque creía que el cofre en la que se guardaba tenía un gran valor

José Calderero de Aldecoa
Reliquia de san Juan Bosco. Foto: Salesianos

La Policía italiana ha recuperado este jueves el relicario que contenía el cerebro de san Juan Bosco, fundador de los Salesianos, que había sido robado el 2 de junio de la Basílica Colle Don Bosco en la que era custodiado en la provincia de Asti.

El autor del robo es un italiano de 42 años que tenía el relicario en su casa, escondido dentro de una tetera, que, a su vez, estaba guardada dentro de un armario de la cocina.

Según la Policía de Asti, el ladrón, que ha confesado el hurto, robó la caja en la que se guardaba el cerebro del santo porque creía que la tapa tenía un gran valor.

«Estamos profundamente alegres por haber encontrado la reliquia de Don Bosco. Agradecemos a Dios por la rápida y satisfactoria conclusión del hecho y hacemos extensivo nuestra gratitud a todos los que han ayudado», especialmente «a los Carabineros de Asti, a todas las autoridades» y «a las miles y miles de personas que en estos días han orado y nos han hecho sentir su presencia y su cercanía», ha dicho el rector mayor de los Salesianos –el español Ángel Fernández Artime–, al conocer la recuperación de la reliquia.

Una vida dedicada a los jóvenes

Nacido el 16 de agosto en Castelnuovo d’Asti, don Bosco desarrolló una amplia tarea educativa y de promoción profesional con los jóvenes más necesitados de su tiempo.

Fue ordenado sacerdote el 5 de junio de 1841, fundó la Congregación de los Salesianos en 1859 y dedicó su vida a atender los más jóvenes y de las personas pobres y necesitadas para fomentar el desarrollo de los pueblos.

Murió en Turín en 1888 y fue canonizado por el Papa Pio XI en 1934.

J. C. de A. / Agencias