Lo primero, las víctimas - Alfa y Omega

Lo primero, las víctimas

Los obispos y superiores religiosos tendrán que rendir cuentas ante casos de abusos sexuales a menores. Ésta es una de las principales recomendaciones dirigidas al Papa por la Comisión Pontificia para la Tutela de Menores. En vísperas de la Asamblea Plenaria de este organismo, Francisco dirigió una Carta a los episcopados y superiores religiosos de todo el mundo, pidiéndoles «colaboración plena» con la Comisión

Ricardo Benjumea
El cardenal O’Malley, arzobispo de Boston, Presidente de la Comisión, y uno de los 17 miembros, el británico Peter Saunders

Accountability, palabra inglesa que puede traducirse como rendición de cuentas, será el término clave en la prevención de abusos sexuales a menores y adultos vulnerables en la Iglesia. «Tiene que haber consecuencias» cuando un obispo o un superior religioso no cumpla adecuadamente sus obligaciones ante un caso de este tipo. La Iglesia debe actuar contra él «de forma expeditiva», dijo el sábado el cardenal O’Malley, Presidente de la Comisión Pontificia para la Tutela de Menores, al informar de los trabajos de la primera Asamblea Plenaria de este organismo, celebrada del 6 al 8 de febrero en el Vaticano.

El arzobispo de Boston (referente en la lucha contra los abusos, por su labor en Boston y en sus dos diócesis anteriores) contó a la prensa que ha pedido por carta a todas las Conferencias Episcopales y superiores religiosos que designen a una persona de enlace con la Comisión. Las Conferencias Episcopales no son superiores jerárquicos de los obispos diocesanos, pero en el ámbito de la prevención de abusos, todos deberán ajustarse a las mismas normas. La Congregación para la Doctrina de la Fe conminó, en 2011, a los episcopados a redactar y adoptar medidas para proteger a los menores y a los adultos más vulnerables. La inmensa mayoría ya ha respondido, salvo los de cinco países francófonos de África occidental. La Comisión trabajará con ellos para que introduzcan esas normas, y también con algunas Conferencias Episcopales cuyas medidas no han merecido el aprobado de la Santa Sede.

El cardenal franciscano anunció, además, que la Comisión propondrá al Papa la celebración de un Día de Oración por los que han sufrido abuso sexual, para subrayar «nuestra responsabilidad en la sanación espiritual» de las víctimas y «aumentar la conciencia de la comunidad católica con respecto a los abusos a menores». El gesto subraya igualmente la importancia de escuchar a los supervivientes de abusos, siguiendo el ejemplo del Papa, algo que «muchos obispos todavía no han hecho».

Junto a estas medidas, O’Malley anunció que la Comisión ha pedido a las organizaciones católicas de cooperación al desarrollo que, al financiar proyectos en terceros países, exijan a sus contrapartes locales medidas de protección a la infancia, aun siendo consciente de que los países que menos han avanzado en esta línea suelen ser también los que más necesidad de ayudas tienen.

Junto al arzobispo de Boston, comparecieron algunos de los 17 miembros de la Comisión. Se trata de expertos, laicos y consagrados, procedentes de todo el mundo. Entre ellos, hay dos supervivientes –término que ellos prefieren al de víctimas–, que sufrieron abusos por parte de sacerdotes en la infancia. Son la irlandesa Marie Collins y el británico Peter Saunders. Ambos subrayaron y agradecieron que el Papa no haya nombrado como miembros de la Comisión a personas dóciles que digan a todo, sino a expertos críticos que expresan abiertamente su parecer. Los primeros resultados concretos de la Comisión –confían– no tardarán en verse, y serán progresos significativos. De lo contrario –advirtieron–, abandonarán el grupo.

Los 17 miembros de la Comisión se reunirán dos veces al año en Asamblea Plenaria (la próxima será en octubre). Mientras tanto, trabajarán en grupos de trabajo (unos 10) sobre distintos temas. El cardenal O’Malley habló, por ejemplo, de programas dirigidos a miembros de la Curia romana, a seminarios y a obispos recién ordenados.