La frontera de la misión - Alfa y Omega

La frontera de la misión

El Papa está convencido de que la frontera para la evangelización en el siglo XXI es Asia. Lo ha demostrado en sus viajes a Corea del Sur, Sri Lanka y Filipinas. Vuelve a demostrarlo con la creación de tres cardenales asiáticos en el nuevo consistorio

Jesús Colina. Roma

En el caso de monseñor Pierre Nguyên Van Nhon, de 76 años, arzobispo de Hanói, el Papa rinde homenaje a la Iglesia perseguida por el comunismo en Vietnam, país que todavía hoy no mantiene relaciones con la Santa Sede. Desde que se implantó la República Socialista de Vietnam, en 1976, los católicos se han mantenido fieles al Papa, a pesar de perder derechos civiles. Actualmente, son más de 5 millones (algo menos del 7 % del total de la población). Ordenado sacerdote cuando la Iglesia todavía era libre, en 1967, Juan Pablo II le nombró, en 1991, obispo coadjutor de su ciudad natal, Dà Lat. Tres años después, era obispo de la ciudad, y en el año 2007 se convirtió en Presidente de la Conferencia Episcopal Vietnamita. En 2010, el Papa Benedicto XVI le nombró arzobispo de la capital, pues las amenazas y presión psicológica habían quebrado notablemente la salud del entonces arzobispo de Hanói, monseñor Ngô Quang Kiêt, quien tenía entonces 57 años. En estos cuatro años, monseñor Pierre Nguyên Van Nhon ha tenido que consolidar en la fe a su gente y, al mismo tiempo, tratar de conquistar nuevos espacios de libertad a través del diálogo con el Gobierno. Su nombramiento como cardenal podría ser decisivo para el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Roma y Hanói.

El Papa quiere que los cardenales sean personas que sufren con su gente. Este perfil lo representa plenamente monseñor Charles Maung Bo, de 66 años, arzobispo de Yangon, la ciudad más poblada de Birmania (o Myanmar). Hijo de un agricultor, que falleció cuando Charles tenía dos años, encontró en los salesianos a su familia y vocación. Fue ordenado sacerdote en 1976. Su archidiócesis es inmensa, 14 millones de habitantes, de los cuales algo más de 76.000 son católicos, es decir, el 0,5 %. Monseñor Charles se ha convertido en el punto de referencia de los católicos del país, que viven bajo la represión de derechos fundamentales impuesta por la Junta militar, la cual tomó el poder con un golpe de Estado en 1989. El nuevo cardenal ha tenido que sembrar paz en medio de los numerosos enfrentamientos entre las minorías étnicas del país, que sigue abatido por la pobreza y la represión. Las escuelas católicas han sido confiscadas, y los cristianos no pueden acceder a responsabilidades de dirigentes. Casi todos los cristianos pertenecen a minorías reprimidas, y muchos han tenido que huir a Tailandia y la India. Los que permanecen están obligados a pagar un impuesto para apoyar a la religión budista. Si se convierten, obtienen privilegios.

El tercer cardenal asiático nombrado por Francisco es el arzobispo de Bangkok, monseñor Francis Xavier Kriengsak Kovithavanij, de 65 años. Entró de adolescente al Seminario menor de Sampran, realizando brillantes estudios de Filosofía y Teología en Roma. Cuando era sacerdote y alma de la catedral de Bangkok, Benedicto XVI le descubrió, nombrándole obispo de Nakhon Sawan, en 2007, y de Bangkok después. Su archidiócesis cuenta con más de 13 millones de habitantes, de los cuales menos del 1 % son católicos, 115 mil bautizados. Son números que hablan del inmenso desafío que hoy afronta el Evangelio en su país. Escogió como lema episcopal La palabra de la Cruz y el poder de Dios, pues está convencido de que, para poder servir a la Iglesia en Tailandia, es necesario afrontar la realidad con el «espíritu de la Cruz».