Unas horas en Génova - Alfa y Omega

Unas horas en Génova

Andrés Beltramo Álvarez
Con obreros de Génova, primero de los encuentros del sábado del Papa. Foto: L’Osservatore Romano/REUTERS

«Hoy el trabajo está en peligro». De eso está convencido el Papa, y esa convicción la manifestó el sábado 27 en su visita de algunas horas a la ciudad italiana de Génova. El momento más emocionante para Francisco fue su recorrido por la acerería Ilva. Recordó que muy cerca de ahí, desde el puerto, su padre embarcó hacia Argentina casi un siglo atrás. Ante los obreros de ese lugar habló del valor del trabajo. Y trazó el perfil de un buen empresario: uno que trabaja junto con sus empleados, comparte sus fatigas y sus alegrías.

«Ningún buen empresario ama despedir a su gente. Quien piense resolver el problema de su empresa despidiendo gente no es un buen empresario, es un comerciante. Hoy vende a su gente, mañana vende la dignidad propia», sostuvo. Y puso en guardia ante los «especuladores», a quienes Jesús llamaba «mercenarios». Ellos, señaló, instrumentalizan y buscan la ganancia por encima de todo, sin importar las personas. En esa línea, el Papa denunció que «el sistema político favorezca al que especula y no al que invierte y cree en el trabajo», y criticó que haya «reglas y leyes pensadas para los deshonestos» que «terminan penalizando a los honestos».

Esa fue la primera etapa de un viaje de unas horas, pero muy intenso en actos, en los que el Papa se mostró muy cercano y, más que discursos preparados, respondió a las preguntas de los presentes. A los sacerdotes y religiosos, por ejemplo, les pidió no ser autosuficientes, como «un cura Google, Wikipedia, que lo sabe todo». También mantuvo un diálogo con los jóvenes, a los que animó a asumir un «compromiso serio», a no tener una vida «de turista, mirando solo las fotografías o las cosas que pensamos de la realidad». «¿Es normal que el Mediterráneo se haya convertido en un cementerio?», les interpeló.

En el santuario de Nuestra Señora de la Guardia, Francisco comió con presos, personas sin hogar, inmigrantes y refugiados. Otro emotivo momento fue la visita al hospital pediátrico Giannina Gaslini, antes de la multitudinaria Misa en la plaza Kennedy.

Relevo en la Conferencia Episcopal

El Pontífice estuvo acompañado en todo momento por el cardenal Angelo Bagnasco, arzobispo de la diócesis y hasta ahora presidente de la Conferencia Episcopal Italiana. Le toma el relevo el cardenal Gualtiero Bassetti, de 75 años, arzobispo de Perugia. Se trata de la primera vez que el Papa no elige al presidente de la CEI directamente, sino a partir de una terna presentada por los obispos. El Papa también ha elegido un nuevo vicario general para la diócesis de Roma, tras la renuncia por edad del cardenal Agostino Vallini. Se trata de monseñor Angelo de Donatis, actual obispo auxiliar de Roma.