Las cosas importantes, en lugares importantes: celebrando la Pascua en una choza - Alfa y Omega

Hay quien dice que las cosas importantes solo pueden ocurrir en sitios importantes. No es lo mismo ganar un partido en el campo de fútbol de mi pueblo que ganar un partido en el Bernabéu. No es lo mismo que te publiquen un artículo en la revista del colegio que te lo publiquen en el New York Times. De alguna manera el lugar importante confiere trascendencia a lo que allí sucede.

Y si pasamos al ámbito religioso, lo mismo. Los lugares sagrados sacralizan. La gente está orgullosa porque se casó en la catedral o porque recibió la Primera Comunión de manos del mismísimo obispo.

Según este criterio mi última celebración de la Pascua de Resurrección no tuvo casi importancia. El párroco nos pidió a la comunidad marista ir a celebrar el triduo pascual a Sonachora, un pueblecito perdido en medio de una de las cientos de plantaciones de té de la zona de Srimongol, en Bangladés. La parroquia es tan vasta que los curas no dan abasto, y la gente no tiene manera de ir a la iglesia. Así que allá fuimos. El edificio que servía de iglesia y de escuela estaba en ruinas, y mientras construyen uno nuevo, la gente decidió tener las celebraciones en la casa que ves en la foto, una casa de adobe con tejado de zinc igual que las casas donde viven todas las familias en el pueblo.

Cuando llegó la hora, allí nos metimos unas 30 o 40 personas, sentadas en el suelo encima de unos plásticos. Una mesa con tapete hacía de altar y unas velas iluminaban la oscuridad, porque no hay corriente eléctrica. Y en medio de la vigilia pascual empezó a caer el diluvio universal: lluvia, viento, rayos y truenos. Los que leían las lecturas tenían que gritar a voz en cuello porque el ruido del agua en el tejadito de zinc era ensordecedor. Y por supuesto, el agua empezó a caer también dentro, a través de las juntas mal ajustadas del tejado y por las ventanas que no se podían cerrar bien.

A pesar de todo, la gente cantaba, escuchaba y rezaba. Y yo, emocionado por dentro, estaba admirado de su fe. Ojalá tuviese yo la mitad de la fe que tienen estos hombres, mujeres y niños.

No creo que se estuviese celebrando la Pascua con tanta fe en muchas catedrales o lugares sagrados. Y no, las cosas importantes no solo pasan en lugares importantes.