El Papa clama en Génova contra un sistema político que favorece la especulación frente al trabajo - Alfa y Omega

El Papa clama en Génova contra un sistema político que favorece la especulación frente al trabajo

En un encuentro con sacerdotes y religiosos, Francisco advierte frente a los «curas Google» que «lo saben todo»

Redacción

El encuentro con cerca de mil trabajadores de una empresa de siderurgia fue uno de los momentos centrales de la visita del Papa este sábado a Génova, una ciudad que padece una fuerte crisis industrial y demográfica. Con esta visita, Jorge Bergoglio retornaba además a sus orígenes, puesto que, como recordó, del puerto de Génova partió hacia Argentina su abuelo.

Francisco clamó contra la «enfermedad de la economía: la progresiva transformación de los empresarios en especuladores», y denunció que «el sistema político favorezca al que especula y no al que invierte y cree en el trabajo». Esto provoca «la progresiva transformación de los empresarios en especuladores. No deben ser confundidos, son dos tipos distintos. El especulador es una figura similar a la que Jesús en el Evangelio llama mercenario».

«Se sabe que las reglas y leyes pensadas para los deshonestos terminan penalizando a los honestos», abundó el Pontífice, quien pasó entonces a hablar del «buen empresario», que es aquel que «conoce a sus trabajadores porque trabaja junto a ellos, trabaja con ellos». «No olvidemos —añadió— que el empresario debe ser, ante todo, un trabajador».

Por ello, «quien piensa resolver los problemas de su empresa despidiendo a la gente no es un buen empresario», dijo el Papa, quien pidió además que las jubilaciones se hagan «a la edad justa», puesto que hacerlo antes de tiempo va «contra la dignidad de la persona».

«Italia es una República democrática fundada sobre el trabajo», por lo que «dar trabajo mal pagado a la gente es anticonstitucional», advirtió. «Sin trabajo para todos no habrá dignidad».

Curas Google

Tras este encuentro, el Papa se reunió en la catedral con sacerdotes y religiosos, con quienes comenzó con un recuerdo a los 29 cristianos coptos asesinados en Egipto. «Hermanos y hermanas los invito a rezar juntos por nuestros hermanos coptos egipcios que han sido asesinados porque no querían renegar su fe. Junto a ellos, junto a sus obispos, a mi hermano Tawadros. Los invito a rezar en silencio y luego juntos un Ave María. No olvidemos que hoy los mártires cristianos son más numerosos que en los primeros tiempos de la Iglesia».

Al responder a algunas preguntas, el Papa pidió a los sacerdotes en tono coloquial que no sean «un cura Google, Wikipedia que lo sabe todo». «Quizás sin darnos cuenta —comentó—, corremos el riesgo de crear esa imagen del sacerdote que sabe todo, no tiene necesidad de que le digan nada». «Hoy los niños dirían: “Este es un cura Google o Wikipedia”. Según el Papa, esta autosuficiencia «hace mucho mal a la vida presbiteral».

De ahí pasó a su habitual advertencia contra los chismes en la Iglesia. «Cuando no hay fraternidad sacerdotal, aunque sea una palabra dura diría que hay traición. Se traiciona al hermano». «Se anda pelando de él». «La murmuración y juzgar mal a los hermanos es un mal de los que se mantienen encerrados en sí mismos», dijo

Almuerzo con refugiados y sin techo

A continuación se dirigió al Santuario de Nuestra Señora de la Guardia, donde también los jóvenes tuvieron un encuentro en la apretada agenda del Obispo de Roma.

«Es una tentación para los jóvenes ser turistas», dijo en respuesta a las preguntas que le plantearon en el Santuario de la Virgen de la Guardia.

«Si nuestra vida es de turista, miraremos solo las fotografías o las cosas que pensamos de la realidad» advirtió el pontífice, quien les animó a dejar esa actitud y asumir un «compromiso serio con la vida».

Por ejemplo, «¿es normal que el Mediterráneo se haya convertido en un cementerio, es normal eso? ¿Es normal que tantos, tantos países —no digo Italia porque Italia es muy generosa— tantos países cierren la puerta a esta gente perseguida que huye del hambre, de la guerra, esta gente explotada?».

En este mismo lugar, el Papa almorzó con unas 130 personas atendidas en el santuario, entre ellos varios presos, y un buen número de personas sin hogar usuarias de diversos recursos eclesiales, además de migrantes y solicitantes de asilo. El santuario, dedicado a la patrona de la ciudad, se ha destacado desde sus orígenes por la atención a los más pobres. Los platos, típicos de Génova, fueron preparados por personas de la Cooperativa Social San Jorge de la Guardia.

Otro emotivo momento del día fue la visita del Papa al Hospital Pediátrico Giannina Gaslini junto al cardenal Angelo Bagnasco, penúltimo acto de la visita. Francisco recordó al fundador, el senador Gerolamo Gaslini, quien inició esta obra para honrar a su hija fallecida, despojándose de todas sus posesiones, y alentó al personal a llevar adelante su delicada obra, «movidos por la caridad» como «el buen samaritano», siempre «atentos a las necesidades de sus pequeños pacientes, inclinándose con ternura sobre sus fragilidades, y viendo en ellos al Señor».

Unos días antes de la visita a Génova, el miércoles, el Papa había llamado por teléfono a la emisora parroquial Radio fra le note, fundada por el sacerdote genovés Roberto Fiscer, que ese día tiene un programa sobre el hospital pediátrico.

Por último, Francisco celebró la Misa en la plaza Kennedy ante varios miles de personas. La homilía estuvo dedicada a la intercesión de Dios, quien tiene el poder de unir el cielo con la tierra, algo que la Iglesia y cada uno de nosotros puede pedirle con su oración. Desde su Ascensión, «Jesús esta verdaderamente con nosotros y para nosotros: en el cielo muestra siempre al Padre su humanidad, nuestra humanidad, y así “está siempre vivo para interceder” (Heb. 7,25) a nuestro favor», aseguró.

Agencias / Redacción