El futuro desde la perspectiva de Cáritas - Alfa y Omega

El futuro desde la perspectiva de Cáritas

«El mundo atraviesa desde hace algunos años una crisis sin precedentes»: ¿Bankia? ¿Una crisis del euro? Sí, pero además hay mil millones de personas en el mundo que pasan hambre… Ésta es la Declaración de Cáritas Internationalis ante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, que se celebrará en Río de Janeiro del 20 al 22 de junio, 20 años después de la célebre Conferencia que, en el mismo lugar, declaró en 1992 que «los seres humanos constituyen el centro de las preocupaciones relacionadas con el desarrollo sostenible»:

Redacción

¡Todos hambrientos de justicia, equidad, sostenibilidad ecológica y corresponsabilidad!

El mundo atraviesa desde hace algunos años una crisis sin precedentes, que se caracteriza por sus dimensiones sistémicas e internacionales. En realidad, es una conjugación de varias crisis: alimentaria, energética, climática, financiera, económica y social, que tienen como consecuencia el aumento de la desigualdad, la exclusión, la violencia, la agudización de los conflictos, la migración forzosa, el empobrecimiento de un número cada vez mayor de personas y el escándalo de 1.000 millones de personas que sufren el hambre.

Frente a esta crisis, Caritas Internationalis, una confederación mundial de 164 organizaciones solidarias católicas, reafirma su enfoque de un desarrollo integral humano solidario, entendido como un enfoque completo que tome en consideración la interdependencia de la familia humana y su bienestar, en sus diferentes dimensiones: económica, social, política, cultural, ecológica y espiritual, con el fin de alcanzar una sociedad basada en los principios de la fraternidad, la justicia, la equidad y la solidaridad. Cáritas defiende el enfoque del desarrollo humano, a través del respeto y la realización de los derechos humanos (incluyendo el derecho al desarrollo). Erradicar el hambre, la pobreza extrema y la exclusión, son las prioridades fundamentales de Cáritas.

Llamamos a un cambio de paradigma, a una nueva civilización de amor por la humanidad, que ponga la dignidad y el bienestar de hombres y mujeres en el centro de toda acción. Todo compromiso que se tome en la cumbre de Río+20 debe validar esta perspectiva. Llamamos a los líderes del mundo a afrontar este desafío, con valentía y confianza, con el fin de que esta cumbre sea un mensaje de esperanza para la humanidad y sobre todo para los pobres y excluidos. «Sin verdad, sin confianza y amor por lo verdadero, no hay conciencia y responsabilidad social, y la actuación social se deja a merced de intereses privados y de lógicas de poder, con efectos disgregadores sobre la sociedad, tanto más en una sociedad en vías de globalización, en momentos difíciles como los actuales». (CiV 5)

En el camino hacia ese cambio, en el que esperamos que la cumbre de Rio+20 sea una piedra miliar, hay cinco elementos/dimensiones que son fundamentales:

1) Un futuro sin hambre

Llamamos a los lideres a hacer de la lucha contra el hambre una prioridad y asegurar el derecho a la alimentación. La alimentación es la base para poder desarrollar nuestras capacidades y talentos. Si, como el documento cero afirma, 1/6 de la población del mundo está subalimentada (el 75 % de ellos son pequeños campesinos), esta misma población no puede contribuir plenamente al bienestar de sus comunidades, ni de sus familias. Estamos desperdiciando importantes recursos humanos, que son esenciales para la salud de nuestro planeta. La única hambre que deberíamos sufrir es hambre de justicia, equidad, sostenibilidad ecológica y corresponsabilidad.

2) Un futuro con una visión

Llamamos a que se mantenga la visión contenida en los Objetivos de Desarrollo del Milenio y el compromiso de los lideres para aplicarlos. Representan hoy una hoja de ruta para el desarrollo sostenible y un mundo más equitativo. Es importante profundizar el sentido y la necesidad de estos objetivos con las personas más afectadas, de manera que puedan ser adaptados a las necesidades de hoy. Además es esencial que, en un marco renovado, dichos objetivos contengan compromisos por parte de los países desarrollados para implicarse en la promoción de un modelo de desarrollo a favor del bienestar de toda la humanidad, priorizando la justicia, la equidad, la sostenibilidad ecológica y la corresponsabilidad.

3) Un futuro que en el que cuidemos de nuestra casa: La creación

Llamamos a que la capacidad transformadora del ser humano sea utilizada para el cuidado de la creación y se incentiven activamente proyectos, ideas y medidas, que cuiden del medio ambiente. Nuestros ambientes de vida, sean rurales o urbanos, se deben caracterizar por una vida digna y sana, con máxima sostenibilidad ecológica. El aspecto de conquista y explotación de los recursos naturales ha llegado a predominar y extenderse, amenazando hoy la misma capacidad de acogida del medio ambiente: el ambiente como “recurso” pone en peligro el ambiente como casa. La incontrolada transformación del territorio, por la actividad humana, favorece el aumento de la vulnerabilidad de los espacios y las sociedades, trayendo también inequitativas consecuencias al afectar principalmente a los grupos más pobres y desfavorecidos, quienes muchas veces no son actores causantes de prácticas riesgosas.

4) Un futuro con un nuevo marco económico verde

Cáritas apoya la idea de una economía verde, a condición de que respete principios éticos, de equidad y solidaridad. Llamamos a que la construcción de una visión de economía verde no sustituya, o deje fuera, los planteamientos correspondientes al desarrollo humano, integral y sostenible que se han construido por décadas, ya que hay una genuina preocupación de parte de organizaciones en todo el mundo de que el nuevo concepto de economía verde, lleve en sí mismo el modelo de mercado como eje fundamental, y por lo tanto refuerce los principios neoliberales del crecimiento come meta; el mercado come gestor de la sostenibilidad; la adjudicación de precios más allá de lo imaginable; mayor privatización de los bienes comunes (agua, océanos, bosques); y planes de ajuste estructural ambiental. La Doctrina Social de la Iglesia es definitiva en el llamado a buscar nuevas maneras de distribución y privilegiar a la persona, en toda su integralidad, sobre todo a los sujetos más vulnerables, para que tengan una vida digna, y esto confronta claramente muchos de los principios del modelo centrado en el mercado. El nuevo marco económico no tiene que centralizarse en la maximización de beneficios sino que tiene que favorecer el trabajo digno, dando esperanza sobre todo a esos miles de jóvenes que están sin trabajo.

5) Un futuro que respete mujeres y hombres creados a imagen de Dios: un nuevo contrato social

Llamamos a desarrollar un código de conducta para una ciudadanía global solidaria, es decir, definir un nuevo contrato social, que tome en cuenta nuestra interdependencia y llame a actuar como ciudadanos responsables, por el bien común. Todos somos consumidores de los productos de la creación y, como sujetos responsables, podemos optar por maneras de vivir que favorezcan el desarrollo, cuiden el medio ambiente y reduzca los efectos negativos para los más pobres. Por eso, proponemos un modelo económico que incluya dinámicas de democracia participativa y promueva la dignidad humana, el desarrollo humano sostenible y la distribución de la riqueza. Llamamos a todas las personas de buena voluntad de establecer una cultura de respeto y de dialogo que aplique el acceso a los derechos y la justicia.