Un santo para hoy - Alfa y Omega

Un santo para hoy

El Papa Benedicto XVI proclamará próximamente a san Juan de Ávila Doctor de la Iglesia Universal. Hoy, 10 de mayo, toda la Iglesia celebra su memoria litúrgica. Ofrecemos un extracto del artículo que el cardenal Rouco Varela, arzobispo de Madrid, ha publicado en Humanitas, revista de la Pontificia Universida Católica de Chile

Redacción
San Juan de Ávila (detalle). Retrato anónimo.

El padre Ávila comenzó por lo fundamental: hacer, con ayuda del Señor, que su vida fuera evangelio. Para hablar de Dios hay que hablar antes mucho con Él, decía. Y para pronunciar palabras acertadas, hay que conocer muy a fondo la Palabra de Dios.

La influencia del Maestro Ávila, muy notoria en su tiempo, llega hasta nuestros días. Su cualificada aportación al Concilio de Trento ha sido puesta de manifiesto, destacando en temas de tanta importancia como la institución de Seminarios, la reforma del estado eclesiástico o la catequesis. El Maestro Ávila pertenece, sin duda, a ese grupo de verdaderos reformadores que alentaron e iluminaron la renovación de la Iglesia en aquellos recios tiempos del siglo XVI. Pero su figura como renovador del catolicismo en la época del Renacimiento europeo continúa a lo largo de los siglos: con su persona y sus escritos, ha sido fuente de inspiración para la espiritualidad, sobre todo, sacerdotal. Se le puede considerar como el promotor del movimiento místico entre los sacerdotes seculares. El santo sacerdote diocesano Juan de Ávila continúa siendo preclara referencia para el clero secular, no sólo en España, sino en otros países, de modo particular en América.

Impresiona que los trabajos conducentes a la deseada proclamación del Doctorado del Maestro Ávila, comenzados hace cuatro décadas, hayan venido a concluir en un momento en el que confluyen varios hechos de actualidad, que hacen al Maestro Ávila singularmente presente. Con las encíclicas Deus caritas est y Caritas in veritate, el Papa Benedicto XVI nos ha recordado la primacía del amor, tema central en la vida y en la predicación de san Juan de Ávila, incansable apóstol del amor de Dios.

Hemos celebrado no hace mucho el Año paulino, con el que el Santo Padre Benedicto XVI ha puesto de relieve esa gigantesca figura de evangelizador que fue siempre un claro referente para Juan de Ávila, a quien Pablo VI calificó como copia fiel de san Pablo. En la exhortación Verbum Domini, Benedicto XVI recuerda las palabras de Juan de Ávila referidas a la Sagrada Escritura: «La que hace a uno llamarse teólogo».

No podemos olvidar tampoco la carta convocatoria del Año sacerdotal, que afirma: «Es preciso que los sacerdotes, con su vida y obras, se distingan por un vigoroso testimonio evangélico», lo cual hace también presente y actual al Maestro Ávila.

La reciente creación del nuevo Consejo Pontificio para la promoción de la Nueva Evangelización, finalmente, es un motivo más para volver los ojos al nuevo Doctor y quedar prendados de su entusiasmo, su sabiduría y su capacidad de transmitir el Evangelio, no sólo con su palabra ardiente y oportuna, sino hecha realidad en su propia vida de maestro y apóstol.

En palabras del propio santo
  • Longánimo y magnánimo le conviene ser al que en Dios espera y contra el demonio pelea.
  • El hombre que se cree a sí mismo ha menester demonio que le tiente, que él es demonio para sí.
  • Aunque en las palabras seas blando y dulce, seas en las obras duro y rígido, cuando sea menester.
  • Cuando una persona entrare en la oración, parécele que no entra a alguna obra determinada, sino que va a tratar con uno que mucho le ama.
  • Huye, hermano mío, de todo pecado como del mismo infierno, que infierno es lo que a infierno te lleva.
  • ¿Cómo te coronará Dios si en todo se hace tu voluntad, la cual está inclinada a no padecer?
  • ¿Seguís al Señor sin cruz? Pues no vais tras Él.
  • El perseguido del demonio recurra a la Virgen con fe, que luego será librado de él.
  • Quiere Dios que te acuerdes y tengas en la memoria el lugar de dónde te sacó y las vanidades en que andabas envuelto.