Los «hijos olvidados» de la Almudena - Alfa y Omega

Los «hijos olvidados» de la Almudena

La Corte de Honor de la patrona de Madrid dedica el 90 % de las cuotas de las damas a ayudar a «los pobres que no piden por vergüenza». El lunes 22 de mayo celebraron su fiesta capitular

María Martínez López
Un momento de la fiesta capitular de la Corte de Honor de la Almudena, este lunes en la catedral. Foto: Francisco Karlus

«En 1972, conocimos el caso de dos hermanas. Una estaba impedida. La que podía trabajar acababa de morir. En el velatorio, la dueña de la pensión en la que vivían les había apagado la luz porque “no iban a pagar”». La Corte de Honor de Santa María la Real de la Almudena –cuenta Macarena D’Ocón, su presidenta– asumió esos gastos y también contrató a una vecina para que le hiciera la comida todos los días a la hermana superviviente. Era el primer caso de caridad del que se hacía cargo la Corte después de que su presidenta Clara Álvarez de Linera, madre de D’Ocón, la renovara totalmente un año antes.

«La tesorera le dijo a mi madre que no había dinero. “No me lo digas a mí, díselo a Ella”, le respondió, señalando al cielo. Al día siguiente, entró en la Corte una señora. Nuestra cuota es voluntaria… y ella dijo una cantidad que era exactamente lo que íbamos a pagar por la pensión y la comida». Para D’Ocón, que era una niña, la providencial solución de este caso es uno de los muchos telegramas que les manda la Virgen para mostrar su apoyo a la labor caritativa de esta asociación pública de fieles que reúne a 2.000 mujeres y a 500 niños y niñas.

«Mi madre pensaba que la Almudena había sido la gran olvidada de Madrid», primero escondida en la muralla y después por ser menos popular que las advocaciones de Atocha y la Paloma. «Y ella tiene unos hijos que también están olvidados: los pobres. Nuestra prioridad es esa persona que no pide por vergüenza». Han llegado incluso a compincharse con el director de una sucursal bancaria para hacer pasar como un premio un donativo a una mujer que «sabíamos que no comía» pero nunca aceptaba ayuda.

Libros o una lavadora

En 2016, la Corte entregó casi 140.000 euros –en torno al 90 % de lo que ingresan– en ayudas lo más concretas posibles: los libros escolares de una familia, adaptar el cuarto de baño de una persona dependiente, recibos de agua o luz, productos de higiene para un albergue de personas sin hogar, arreglar la lavadora de alguien que no llega a fin de mes…

Algunos casos les llegan a través de conocidos. Varias Cáritas parroquiales les derivan otros. Cuando no vienen ya documentados, los investigan. «Y, por supuesto, hacemos un seguimiento –explica su presidenta–. También nos llegan de ADEVIDA, Fundación Madrina, RedMadre, Ayuda a la Iglesia Necesitada, la casa de las Misioneras de la Caridad… Javier Cuevas, el vicario de Acción Caritativa, nos ha mandado un par de casos directamente de parte del cardenal Osoro».

Distintas devociones, una Madre

La Corte de Honor también cubre los gastos de 38 conventos de clausura. Sus religiosas son damas orantes y «pagan su cuota con oraciones». Varias veces al año, la entidad organiza peregrinaciones para conocerlas.

En lo que al culto a la patrona de Madrid se refiere, la Corte de Honor organiza en septiembre una Misa infantil y, en mayo, su fiesta capitular. La de este año tuvo lugar este lunes, en la catedral, presidida por monseñor Juan Antonio Martínez Camino. El obispo auxiliar de Madrid «alabó la iniciativa de aunar la devoción a María en la capital –explica D’Ocón–. Este año, habíamos decidido que tomaran la medalla de la Corte de Honor de la patrona de Madrid las presidentas de las cofradías de la Virgen de Atocha y la de la Paloma. Queríamos hacer presente la marianidad de Madrid, cómo con distintos carismas y devociones en realidad veneramos distintas fotos de la misma Madre».