Adoración en Granada: el Señor nos espera y abraza - Alfa y Omega

Adoración en Granada: el Señor nos espera y abraza

El pasado sábado tuvo lugar en la catedral de Granada la primera de las Vigilias de adoración al Señor que se llevarán a cabo los primeros sábados de mes, con vocación misionera y universal

Paqui Pallarés

Eran las nueve del sábado noche. Fue fiel a su cita y allí estuvo aguardando y esperando a cuantos deseasen acercarse a Él. No éramos muchos, dado que es tiempo de vacaciones y muchas personas ya se encuentran en sus lugares de destino. Pero estaba lo más importante: su Presencia, definitiva, desbordante, única, plena, cierta, verdadera… Ante ella estábamos todos invitados y congregados en torno suyo.

Fue la primera de una serie de citas que continuarán en el mes de octubre, los primeros sábados de mes. Es la iniciativa nacida en la Iglesia de Granada por la que los primeros sábados de mes todos los cristianos -y también aquellos que buscan respuestas a las circunstancias y al sentido de su vida- estamos convocados a adorar al Señor en la Santa Iglesia Catedral. Una iniciativa con dimensión misionera, extensible a creyentes alejados de la fe y no creyentes que anhelan la Verdad en su vida.

Esta iniciativa ha nacido de la propia experiencia de fe y comunión de los fieles congregados en la pasada Vigilia de Pentecostés, y no busca mas que ser una ayuda para el propio crecimiento y maduración en la fe de quienes participan, escuchando la Palabra de Dios y orando por cada uno de los congregados y por todos los hombres y mujeres.

La cita será los primeros sábados de mes todos juntos, en un tiempo de gracia ante el Señor. Pero es la misma cita con la que el Señor mismo nos espera cada día en la Eucaristía y mendiga nuestro corazón. El Señor nos busca siempre, nos espera siempre con los brazos abiertos. El sábado por la noche allí estaba dispuesto a escuchar los corazones y oraciones, como también lo estaba en el Sacramento de la Penitencia, que los sacerdotes administraron durante la vigilia de adoración eucarística, entre ellos nuestro arzobispo, monseñor Javier Martínez.

Estas vigilias están coordinadas por la Delegación de Pastoral de Juventud de la Archidiócesis de Granada y en ella colaboran diversos grupos diocesanos como Comunidad Fe y Vida, Comunidad Católica Shalom -carisma nacido en Brasil en los años 80 para la evangelización de los jóvenes y que están en nuestra Archidiócesis-, Renovación Carismática y jóvenes de Pastoral Universitaria. Además de su dimensión misionera, las vigilias de oración de los primeros sábados de mes tiene vocación de universalidad, es decir, de Iglesia, por lo que la participación de carismas, parroquias, congregaciones y grupos diocesanos está abierta, de manera que ayude a la oración personal de cada fiel y comunitaria como pueblo de Dios.

La Santa Iglesia Catedral es el lugar donde se llevan a cabo estas vigilias de oración, por ser el templo metropolitano. Ubicado en pleno centro de Granada, sus puertas abren el primer sábado de mes, algo más de una hora, para favorecer el encuentro del corazón humano ante el Señor, porque todos los hombres y mujeres tenemos hambre de Dios.

Descanso en el Señor

Precisamente, en el Evangelio, Dios mismo nos decía: Venid a mí los cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Y es que es ante el Señor, saciarnos de la fuente que sólo llena nuestra sed de verdad, el único modo como el corazón descansa. Así lo explicaba nuestro arzobispo en su alocución, antes de la bendición final en la Vigilia: «Los que ya hemos pasado la infancia experimentamos con frecuencia el cansancio; el agobio no es el cansancio del final de un día fatigoso, es como un cansancio que lo generan las cosas cuando no percibimos que cada realidad, cada cosa, es un signo del amor de Dios. Y el Señor nos dice: Venid a mí y hallaréis vuestro descanso».

También hablaba monseñor Martínez de ese descanso del corazón y del alma: «Ese descanso es la vida, es la sabiduría de la vida: lo que significa querer, lo que significa el sentido de la vida, hacia dónde orientar nuestros pasos, cómo afrontar nuestros límites y nuestros pecados, cómo hacer paz con nuestra historia, con nuestro pasado, con nuestras heridas, que llevamos con nosotros».

Acudir a Él con corazón sencillo para hallar descanso y plenitud es lo que hemos de pedir, y así lo señaló monseñor Martínez: «Señor, danos Tú esa sabiduría que nosotros no somos capaces de darnos a nosotros mismos, porque necesitamos ese descanso que Tú eres y que Tú nos das».