La Iglesia se moviliza en Zaragoza por una acogida de inmigrantes «ordenada, segura y de garantías» - Alfa y Omega

La Iglesia se moviliza en Zaragoza por una acogida de inmigrantes «ordenada, segura y de garantías»

Archidiócesis de Zaragoza

Zaragoza acogerá el próximo viernes, 12 de mayo, un gesto por la acogida, promovido por la archidiócesis de Zaragoza y abierto a toda la ciudadanía. En primer lugar, a las 19:00 horas, tendrá lugar un acto en la Casa de la Iglesia en el que se compartirán experiencias tanto de refugiados como de personas que han acogido, junto a algunas actividades educativas desarrolladas con niños.

A continuación, a las 20:00 horas, la plaza del Pilar será el escenario de una tamborrada en la que, con la colaboración del mundo cofrade y con la intervención, entre otros, del arzobispo de Zaragoza, Vicente Jiménez Zamora, se lanzará el mensaje cristiano a la sociedad. Se trata de «romper la hora por la acogida», dado que los muros, materiales y mentales, están presentes y siguen creciendo. Se trata, en definitiva, de una invitación a despertar del letargo o a salir de la comodidad para ver personas de carne y hueso en lugar de fríos números.

La Iglesia, madre acogedora

Generar un clima de solidaridad y apoyo hacia aquellos que sufren, promoviendo un «acogimiento ordenado, seguro y de garantías para todas las personas que lleguen». Esa es la propuesta, según Carlos Sauras, presidente de Cáritas Aragón-La Rioja, que promueve la Iglesia en el contexto actual, donde «está teniendo lugar uno de los dramas más grandes en lo que a refugio y desplazamiento forzado de personas se refiere desde la Segunda Guerra Mundial».

Desde el punto de vista cristiano, recalca Sauras, «la fraternidad y el espíritu de acogida es fundamental». Por ello, en línea con el Papa Francisco, la archidiócesis de Zaragoza trabaja de manera continuada para dar respuesta a los distintos fenómenos migratorios, no sólo acogiendo, sino destinando importantes ayudas a los países más necesitados.

El gesto diocesano constituye un signo de unidad de las organizaciones de la Iglesia que durante todo el año trabajan en cooperación al desarrollo y que vincula a todas las personas para construir una sociedad solidaria.