Sin creer mucho en Dios pienso que ha sido Él el que me ha ayudado a salir adelante - Alfa y Omega

Una voluntaria del comedor Ave María nos regala este testimonio: «Una tarde del mes de noviembre estábamos en el comedor preparando cosas para el día siguiente cuando sonó el timbre. Era un joven de 35 años, Jacinto, que quería algo de comer. Hablé con él y me contó un poco de su vida. Es de Córdoba y llevaba dos días en Madrid con su mujer en una habitación que les había dejado un amigo. Sociólogo de profesión, hace medio año se quedó de repente sin trabajo. Su mujer estaba embarazada de tres meses y la situación les llevó a pensar que era mejor perder el hijo.

Intenté animarlo y le dije que siguiera buscando. Quedamos en vernos al día siguiente, pero no vino. Dos meses después se presentó a desayunar. Hablamos y comencé a notarle un poco más animado. Me contó que, paseando por el Retiro, vio a un muchacho de 20 años solo y pensativo. No le dio importancia, pero al día siguiente lo volvió a ver durmiendo en un banco. Se acercó a él, lo despertó y preguntó qué le pasaba. El muchacho se quedó muy asombrado de que alguien se preocupara por él, ya que llevaba más de seis meses viviendo en soledad, sin que nadie se dirigiera a él. Sonriendo le dijo: “Gracias, hoy me siento un poco más feliz porque al menos para ti no soy un adorno más del Retiro”. Esto, dijo Jacinto, “me llenó de alegría, porque había podido ayudar a alguien nuevamente. La vida me empezaba a sonreír. Ilusionado, empecé a repartir propaganda y poco después me contratan como acomodador en un teatro”.

Pasados unos días me presentó a su mujer para decirme que habían tomado la decisión de no abortar. “No somos quiénes para matar una vida”, afirmó. Ahora todo eran preguntas para él: “¿Quién me puso esa tarde fría en esta puerta? ¿Quién me llevó al Retiro y puso en mi camino a ese muchacho? Soy consciente de que la vida es dura, pero cuando confías en alguien y no te encierras en tu egoísmo, esa vida puede empezar a sonreír. Sin creer mucho en Dios pienso que ha sido Él el que me ha ayudado a salir adelante y el que un día me trajo al comedor Ave María».