Décimo aniversario del Museo Catedral de la Almudena: Un museo vivo - Alfa y Omega

Décimo aniversario del Museo Catedral de la Almudena: Un museo vivo

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Sala capitular, con mosaicos del padre Marko Rupnik. Foto: Sigefredo

«Esto no es un almacén de cosas antiguas. Es un museo vivo», afirma Cristina Tarrero, la directora del Museo Catedral de la Almudena, que cumple ahora diez años de su apertura al público. Ha sido una década entera «dando a conocer la fe y la vida de la Iglesia».

El museo nació el 1 de mayo de 2007, con bienes del Cabildo catedralicio y también de hermandades, cofradías y congregaciones que en el pasado tuvieron una gran actividad religiosa, con un patrimonio de culto muy rico. «Nosotros nos encargamos de custodiarlas, conservarlas y exponerlas, y se las cedemos en el día de su fiesta anual. Ellos no tienen medios para conservarlas y nos las dejan en depósito», cuenta la directora.

Por eso, a pesar de es «un museo pequeño», cuenta con piezas de gran calidad, como el Códice de San Isidro, un documento del siglo XIII que cuenta la vida del santo patrón de Madrid y que se utilizó en la ceremonia de su canonización; una custodia de 1693 de la Real Esclavitud de la Almudena; varios mantos de la Virgen de gran calidad; el cáliz de Pascua, en marfil y esmalte; una custodia procesional de gran valor y tamaño; una Inmaculada de Montañés; el rollo de Esther, uno de los cinco megilloth –libros bíblicos judíos– del siglo XVI que existen en Europa; varios recuerdos de san Juan Pablo II…

«Lo que tenemos son objetos que se crearon para su uso litúrgico, y nuestra intención es que puedan tener ese mismo uso de vez en cuando», explica la directora del museo. Por ejemplo, las custodias y los cálices se usan para el culto en algunas ocasiones del año litúrgico; las ánforas de plata se usan en la Misa Crismal; las coronas de la Virgen de la Almudena, que le fueron regaladas por los madrileños en una colecta por suscripción popular, se bajan de vez en cuando a la catedral para colocárselas a la imagen… «Estos objetos se crearon para dar culto a Dios y, si las normas de conservación lo permiten, se deben seguir utilizando para ese mismo fin. Lo que se puede seguir usando se sigue usando, normalmente en la catedral».

Historia de la diócesis

«La Santa Sede indica que los museos eclesiásticos deben narrar una historia –cuenta Cristina Tarrero–; en nuestro caso empezamos el recorrido contando la historia de la diócesis de Madrid, que aunque es de creación moderna hunde sus raíces mucho tiempo atrás, y por eso tenemos piezas que se remontan al siglo XIII».

Así, después de atravesar la sala capitular y la sacristía mayor, decoradas con mosaicos del padre Rupnik, el recorrido comienza contando al visitante qué es una diócesis, qué es una catedral, qué supone la figura del obispo, y también se le presenta la historia a los patronos Madrid: santa María de la Almudena y san Isidro Labrador. Después de la subida al exterior de la cúpula, una de las mayores atracciones del museo, donde se puede disfrutar de la vista panorámica de la ciudad desde varios miradores, los visitantes acceden a la segunda parte del recorrido. «Aquí mostramos numerosas piezas relacionadas con la liturgia y los sacramentos. Contamos qué es una sacristía, cuál es la vestimenta de un sacerdote, qué ornamentos utiliza… Mostramos varios cálices y custodias, y algún elemento que identifique cada sacramento. Y al final concluimos la visita con san Juan Pablo II, que es quien dedicó el templo el 15 de junio de 1993, y cuya figura es muy importante para la catedral».

«Intentamos que sigan teniendo el uso para el que se crearon»

El Cáliz de Pascua, fabricado por Talleres de Arte Granda en 1953, se utilizó en el enlace real de sus majestades don Felipe y doña Letizia en 2004, y en la toma de posesión del cardenal Osoro como arzobispo de Madrid, en 2014. Es el cáliz que se utiliza todos los años en la vigilia de Pascua. «Todos estos objetos fueron creados para el culto, y si las condiciones de conservación lo permiten, intentamos que sigan teniendo ese mismo uso», afirma la directora del museo.

La fe de los madrileños

El único museo religioso que hay en Madrid está en un enclave único, en el centro de Madrid y frente al Palacio Real, con lo que recibe una gran afluencia de turistas, tanto nacionales como extranjeros. Además, la Delegación Diocesana de Enseñanza anima a conocerlo a todos los alumnos de Religión de los colegios públicos y gran parte de los concertados. «Aquí tenemos grupos de chavales todo el año, y tenemos preparados para ellos una serie de materiales de formación sobre la Iglesia en Madrid y sobre los sacramentos». Los centros culturales de la capital también tienen concertados con el museo sus visitas, y el Ayuntamiento lo recomienda dentro de los lugares de interés de la capital, también por las vistas de la cúpula.

Junto a ello, el museo inició el año pasado dos nuevos tipos de visitas: las de misericordia, para grupos de exclusión social, y las catequéticas, que se ofrecen a parroquias. En total, todos estos grupos hacen que el museo alcance la cifra de 70.000 visitantes al año.

Con todo, la labor del personal del museo rebasa con creces la mera información turística. Aunque hay visitas catequéticas para parroquias, «nosotros no catequizamos al público –explica Cristina Tarrero–, pero mostramos la fe de los madrileños durante tantos siglos. Los mosaicos de Rupnik cuentan la historia de la salvación y permiten a los visitantes, especialmente a los niños, conocer la historia de Jesús. Y no solo vienen alumnos de Religión, sino también alumnos que no cursan esa asignatura y cuyos profesores consideran que deben conocer para su formación la historia del cristianismo, y además repiten todos los años».

Horarios

El museo de la catedral de Madrid abre de 10 a 14:30 horas de lunes a sábado, excepto los días de precepto. Precios: seis euros la entrada general; cuatro euros la reducida, para estudiantes, jubilados y vecinos de Madrid; y 2,50 euros por niño en las visitas escolares. Las visitas guiadas no tienen ningún coste adicional.

La instalaciones cuentan con audioguía en español, inglés, italiano y francés, gratuitas y disponibles desde el propio teléfono móvil. Y hay folletos informativos en numerosos idiomas, hasta ruso y coreano.