Vocaciones nativas, el futuro de las Iglesias locales - Alfa y Omega

Vocaciones nativas, el futuro de las Iglesias locales

Cristina Sánchez Aguilar
El padre Agapito, en su parroquia de Aluche. Foto: Archivo personal de Agapito Gbegnon

Fueron los misioneros los que revitalizaron la fe en Benín. «Cuando yo era pequeño no había muchos sacerdotes autóctonos», recuerda el sacerdote Agapito Gbegnon. Gracias a congregaciones como la de los Padres Blancos, «que se quedaron en mi país y se entregaron al pueblo, muchos benineses dejaron de lado el animismo y el vudú y empezaron a conocer a Jesús», porque la Iglesia católica «no da un mensaje de miedo, sino de alegría y paz».

Han pasado 150 años desde que los primeros misioneros llegaron a las costas beninesas, y alrededor de 50 desde que la evangelización empezó a dar fruto abundante. Los datos no engañan: ya hay en el país africano cerca de 1.000 sacerdotes locales. Uno de ellos, el propio Agapito, que lleva en Madrid cuatro años formándose en Patrística. «No hay muchos especialistas en esta materia en Benín», explica Gbegnon, que tras 16 años de formación en varios seminarios ejerció la pastoral como sacerdote en dos ámbitos bien distintos: «Estuve de coadjutor en Cotonou, capital administrativa. Y después dos años en un pueblo, la otra cara de África. Un lugar sin luz, sin agua potable…». Allí la tarea es «colaborar en el desarrollo integral de la persona. Damos a conocer la Palabra de Dios, pero también construimos pozos, buscamos cómo mejorar el trabajo en el campo para tener más recursos…».

El sacerdote, tras este tiempo en España, admite su sorpresa «por la descristianización que está sufriendo Europa. En mi país es en la familia donde se transmite la fe. Si se destruye la familia, se destruye esa transmisión. Pero aquí, en España, veo que se está fracturando el núcleo familiar». El beninés ejerce la pastoral en una parroquia del madrileño barrio de Aluche, y destaca cómo «después de la Primera Comunión el niño no vuelve a pisar la iglesia. Parece que van a por el diploma, a la fiesta y se acabó».

La Iglesia en España celebra este domingo el Día de las Vocaciones Nativas, como la de Agapito, las que surgen en los territorios de misión. Desde Obras Misionales Pontificias (OMP) recuerdan la importancia de estas vocaciones, futuro de las Iglesias locales, que pasan por grandes dificultades económicas para seguir su vocación. Solo con la ayuda enviada desde España en 2016 (un millón de euros) se financiaron 182 proyectos –destinados a seminarios, seminaristas, formadores, novicios…–, el 75 % de ellos en África, el 18 % en Asia y el 7 % en América.

El mismo domingo, el del Buen Pastor, la Iglesia universal celebra también la Jornada de Oración por las Vocaciones. «Celebramos conjuntamente estas dos jornadas por el carácter universal de cualquier vocación, que no se circunscribe a límites geográficos e institucionales, sino que es una invitación a servir a la Iglesia donde necesita ser servida», señalan desde la Conferencia Episcopal Española, CONFER y OMP, las tres instituciones dedicadas a organizar esta jornada conjunta.