La vida se presta a las metáforas. La entendemos, en buena parte de su complejidad, cuando se nos presenta en el recorrido de un camino, de una travesía o de una singladura para la que a su vez precisamos mochila, zapatillas y brújula. Nos asombramos en unas raíces que se echan, un tronco que se yergue y unas hojas que verdean. Hay un libro de la vida, hojas de papel, libros electrónicos y hojas verdes con su haz y su envés, y hay también árboles de toda una vida, como el de aquella película de Terrence Malick con Brad Pitt al frente, que pretendía, nada más y nada menos, que filmar el Misterio.
El programa que acaba de estrenar Antena 3 no tiene tan altas pretensiones. El árbol de tu vida se emite en la hora de máxima audiencia, los martes, si el fútbol no lo impide. Lo presenta Toñi Moreno y lo mejor es que ha copiado lo bueno de la casa de Bertín y que, sin el encanto de los fogones, abre un espacio reposado para las entrevistas en profundidad. Un árbol, visto así, es oxígeno entre tanto cemento como a menudo sufrimos en la programación.
Está muy cuidado en la producción, hay trabajo de fondo, con buena documentación, y juega con la presencia de un personaje famoso al que, calculadamente, van sorprendiendo mediante una emotiva vista atrás en su particular baúl de los recuerdos. Todo un viaje, inigualable metáfora, a sus orígenes y a los de su familia en el que se pretende que los protagonistas redescubran cosas de ellos que ni ellos mismos sabían y que, de manera inconfesable, los espectadores metamos la nariz en la vida de los otros.
Hemos visto ya, con reposición incluida, a Antonio Banderas y están grabados, entre otros, los árboles vitales de las hermanas Lolita y Rosario Flores y de los hermanos Fran y Cayetano Rivera. Lo peor es que, inevitablemente, tienen un cierto aire a déjà vu y que, en conjunto, es más bien un arbusto, pero el secarral es tal que ya nos conformamos con que el bosque nos deje ver algún que otro árbol, por pequeño que sea.