Imán nigerino: «El que quiera atacar la iglesia lo hará por encima de mi cadáver» - Alfa y Omega

Imán nigerino: «El que quiera atacar la iglesia lo hará por encima de mi cadáver»

En la zona norte de Níger el imán Assadek intervino para salvar la misión católica, a la que él se refiere como «su misión». Supo que un grupo extremista tenía planeado atacarla y advirtió a los que acudieron a la oración del viernes en la mezquita: «Nadie va a tocar la misión. El que quiera atacar la iglesia lo hará por encima de mi cadáver. El que tenga la tentación de hacerlo, que sepa que va contra el islam»

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El padre Nicolás y el imán Assadek, en Tchirozerine. Foto: Tomás Pastor

Vivir en Níger es difícil. Apenas conocido, es uno de los países más pobres de la tierra, a pesar de disponer de grandes reservas de uranio. Tampoco es fácil hoy la convivencia religiosa, ni para los escasos cristianos, ni para la mayor parte de los musulmanes, herederos de una tradición tolerante a la que se han ido imponiendo movimientos radicales en los últimos años. Mucho de lo que hoy ocurre en Níger está relacionado con la formación de regímenes políticos del Sahel en el siglo XIX. De entonces ha quedado la identidad de un islam africano, influido por el espacio árabe-bereber al norte y el África negra al sur. Así, ha terminado definiéndose al nigerino como negro y musulmán.

Estos últimos años el fundamentalismo avanza, pero no sin resistencia. En enero de 2015 grupos violentos quemaron unas 50 iglesias en todo el país, lo que hizo que algunas comunidades cristianas, como la de Zínder, abandonaran sus ciudades. El pasado diciembre, cuando visité Agadez, en el templo católico aún permanecían las marcas del fuego, apagado por los vecinos musulmanes. En la comunidad de San José, en Niamey, sí habían reparado los desperfectos de los ataques, que también detuvieron los vecinos musulmanes. No dudaron en señalar a los agitadores, muchos de los cuales «venían de fuera».

Al norte, en la zona minera, el imán Assadek se refiere a la misión católica como «su misión». La define así porque, cuando a finales de los años 50 llegaron los misioneros a Tchirozerine, su padre cedió unos terrenos para construirla: un colegio, el dispensario médico y una pequeña capilla. Nada ha interrumpido esa relación, que continúa hoy, sostenida por la ONG española Acoger y Compartir. El director del colegio, el responsable del dispensario, el tesorero de la Cáritas local y más del 95 % de los empleados de estos proyectos son musulmanes. No hay conflicto en el compromiso entre ellos y la misión.

Durante los difíciles días de los ataques de 2015, el imán Assadek supo que un grupo extremista planeaba atacar la misión católica y se dirigió a los que habían acudido el viernes a la mezquita. Pese al riesgo para él y su familia, les dijo: «Nadie va a tocar la misión. El que quiera atacar la iglesia lo hará por encima de mi cadáver. El que tenga la tentación de hacerlo, que sepa que va contra el islam».

He tenido el privilegio de visitar muchas veces Níger gracias a José Collado, un misionero redentorista español que ha pasado allí más de 40 años. Él acudía a las reuniones de los morabitos en Maradi como uno más. También gracias al padre Nicolás Ayouba, redentorista nigerino cuya familia materna sigue profesando la fe musulmana y la paterna, el cristianismo. José, Nicolás y Assadek han hecho un trabajo de verdadera reconciliación con muchos otros, facilitando que sea posible construir el bien común. Y que esa posibilidad se extienda por Níger.

Tomás Pastor
ONG Acoger y Compartir