El Papa Francisco en Egipto - Alfa y Omega

El Papa Francisco en Egipto

El Cairo se ha convertido en el epicentro de un decisivo debate en el islam sobre la distinción ente comunidad religiosa y cívica

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Foto: REUTERS/Mohamed Abd El Ghany

El Papa viaja este viernes a El Cairo «como amigo, como mensajero de paz y como peregrino al país que, hace 2.000 años, dio refugio y hospitalidad a la Sagrada Familia». Así lo decía el propio Francisco en un videomensaje esta semana al pueblo egipcio, en el que anunciaba su voluntad de llevar «consuelo y aliento» a la probada minoría cristiana de Oriente Medio. Eso incluye a los cristianos de otras confesiones, particularmente a los de «la venerada y amada Iglesia copto-ortodoxa». Como suele repetir el Obispo de Roma, quienes persiguen a los cristianos no entran en detalles sobre si pertenecen a una o a otra denominación. Los fanáticos tienen igualmente en la diana a la mayoría musulmana que no comparte su visión del islam. Impulsar el diálogo con esta religión es, de hecho, uno de los grandes objetivos de este viaje.

El Cairo se ha convertido en el epicentro de un decisivo debate en el seno del islam sobre la distinción entre comunidad religiosa (la Umma) y comunidad cívica. La apuesta por una concepción de la ciudadanía integradora que no discrimine a las minorías supone una revolución cuyo éxito dista todavía de estar garantizado. Existe una fuerte oposición desde países como Arabia Saudí y, a más largo plazo, se echa en falta todavía mucha formación académica y religiosa en la población de no pocos países de mayoría musulmana, lo que, unido a deficiencias de tipo político y social, ofrece el caldo de cultivo propicio para los integristas. Tampoco ayuda la hostilidad con la que el Occidente poscristiano mira a las personas musulmanas, viendo en ellas a potenciales terroristas. La comunidad cristiana tiene aquí un importante papel que desempeñar, sirviendo de puente para un auténtico diálogo intercultural en el que todos están llamados a aportar y a recibir desde la fidelidad a su propia identidad.

Hoy el islam es una realidad autóctona en Europa pero también inmigrante. Dar a quien viene en busca de refugio la misma hospitalidad que recibió la Sagrada Familia en Egipto significa también sembrar paz para las próximas generaciones.