200 años, y los salesianos siguen con los jóvenes - Alfa y Omega

200 años, y los salesianos siguen con los jóvenes

Los salesianos están de fiesta. Hace 200 años nacía su fundador. Se han preparado durante tres años para esta celebración, pero «lo más importante es la misión, con los jóvenes y por los jóvenes»

José Calderero de Aldecoa
Cientos de niños de Salamanca forman, en la Plaza Mayor de la ciudad, el mosaico 200 DON BOSCO. Foto: Salesianos

En 1815 nacía san Juan Bosco y ahora, 200 años después, toda la familia salesiana celebra su bicentenario. Sólo en España, la congregación cuenta con 138 colegios, 58 centros de formación profesional, casi 119.000 alumnos, 89 plataformas sociales, 127 centros juveniles y 99 parroquias. Y durante este 2015, cientos de iniciativas, desde Eucaristías hasta torneos deportivos, inundarán todas estas presencias salesianas.

El pistoletazo de salida tuvo lugar el pasado 14 de enero, cuando todos los colegios salesianos, de forma simultánea, lanzaron al cielo miles de globos con el logo del bicentenario y mensajes de paz, fraternidad, justicia y esperanza: «Todo este año estaremos recordándolo, y nos servirá para seguir creciendo, madurando como personas y llenar nuestro corazón y nuestra mente de altos ideales», leyeron dos alumnos salesianos de Salamanca antes de la suelta.

Otro momento clave tuvo lugar este sábado, en torno a la fiesta de San Juan Bosco. El cardenal Carlos Amigo, arzobispo emérito de Sevilla; el Presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Valladolid, monseñor Blázquez; y el obispo de Getafe, monseñor López de Andújar, fueron los encargados de presidir las Eucaristías del triduo que toda la familia salesiana celebró, en Madrid, como preparación para la fiesta de su fundador. «El triduo siempre se ha hecho a nivel local, pero este año, al ser el bicentenario, hemos querido hacer algo especial y celebrar la fiesta de Don Bosco todos juntos», explica el salesiano Javier Valiente, responsable de comunicación de la Inspectoría Santiago el Mayor. Un día después los arzobispos y obispos de Sevilla, Pamplona, Zamora, Getafe, Ciudad Real, Lugo, Málaga, Cádiz, Córdoba, Huelva y Madrid presidieron la fiesta del santo italiano en sus respectivas diócesis.

La punta del iceberg

Pero lo que ahora se celebra no es más que la punta del iceberg. «El año del bicentenario es la culminación de todo un proceso formativo que llevamos realizando tres años y que nos ha llevado a profundizar más en la figura y la enseñanza de san Juan Bosco», explica Valiente. «Nos han presentado la realidad de Don Bosco –añade–, y eso es un acicate para nosotros. Durante tres años, la pregunta que nos hacíamos era: ¿Cómo es nuestra atención a los jóvenes? Y las respuestas las hemos llevado a nuestro día a día».

Los 200 años, casi lo de menos

El trabajo diario de los salesianos se centra en los jóvenes, y el bicentenario es una nueva oportunidad para acercarse a ellos. «Casi lo de menos es la celebración de los 200 años. Lo más importante es la misión salesiana que trabaja con los jóvenes y por los jóvenes. Ser signo y portadores del amor de Dios a los jóvenes. De hecho, nuestro Rector Mayor, Ángel Fernández Artime, cuando se inauguró el bicentenario, nos dijo: Vamos a dar a conocer a Don Bosco, vamos a entusiasmarnos y lo vamos a presentar al mundo. Y esto nos tiene que llevar a lo más importante: centrarnos en la misión, ir a ver lo que necesitan los jóvenes de hoy, como lo hizo Don Bosco en su tiempo, a finales del siglo XIX. Y eso nos lleva inevitablemente a la educación, pero a la educación integral de la persona, del joven», explica el responsable de comunicación.

Compartiendo la vida

En los colegios salesianos, los profesores no sólo dan su asignatura, sino que «compartimos la vida con los chavales», asegura Ana Berrendo, profesora del colegio Salesianos Atocha. «Intentamos estar cerca del alumno, animarle con una palabra, y eso, a los profesores, nos supone muchas más horas», añade. Ana, salesiana cooperadora desde 1993, lo vive con vocación de servicio, porque «es nuestra promesa como salesianos: estar cerca de los jóvenes».

Para Ana, Don Bosco «es el que me ha permitido acércame a Dios, y eso es lo que intentamos con los chavales a través de todas las actividades, y también de este bicentenario».

La semilla que brota en la cárcel

Los antiguos alumnos salesianos se cuentan por cientos de miles. Y uno de ellos terminó en la cárcel. «Cuando yo le daba clase –cuenta Javier Valiente–, tampoco sabía que tenía especial influencia sobre él. Por circunstancias de la vida, por malos pasos que se dan, por malas compañías, acabó en la cárcel». Y fue en esa dura circunstancia en la que brotó la semilla que durante tantos años, día tras día, se había sembrado en su corazón. «Desde la cárcel, me dice que está experimentando un fuerte cambio. Está recordando todo lo que aprendió en el colegio, lo que le enseñaban a rezar. Se agarra a la fe para superar este momento de dificultad que está viviendo. Está volviendo a abrir su corazón a Dios. Todo lo que aprendió en el colegio le está ayudando para superarlo. Ahora, en estos momentos difíciles, duros y dramáticos, está recordando todo aquello que, a lo largo de muchos años, muchos educadores sembramos en su corazón».