Cirineos en el camino - Alfa y Omega

«Hoy, los que nos encontramos en la prisión de Soto del Real estamos recorriendo nuestro personal camino del Calvario, como hizo Jesús. Desde que fuimos detenidos hasta que llegue nuestra libertad son muchas las estaciones, unas mejores y otras peores, por las que tenemos que pasar». Así lo expresa Felipe, un joven de 27 años que lleva ya tres aquí, fijándose en la segunda estación del vía crucis: «Señor, atrás queda la calle, la libertad, ahora me llevan a prisión. Tú con aquella pesada cruz, yo en el furgón, a oscuras con mis pensamientos… ¡Qué largo se me hace el camino…! No resulta fácil caminar con esta cruz que se hace muy pesada: caemos, nos levantamos, volvemos a caer… Pero este Jueves Santo, los que hemos venido a la celebración de la Eucaristía estamos experimentando que no caminamos solos. Dios camina siempre con nosotros y, en ese camino, nos pone algunos cirineos que nos hacen más llevadero el peso. Entre ellos están los capellanes, Vicente y Paulino; los voluntarios y, sin duda alguna usted, don Carlos, cardenal de Madrid, que ha querido iniciar el triduo pascual lavándonos los pies a nosotros, grandes pecadores.

Nos sentimos orgullosos de tenerle entre nosotros, como ese cirineo humilde que nos apoya y quiere, a pesar de que hayamos hecho cosas no del todo buenas. Gracias por ayudarnos a llevar nuestra cruz. Con su mirada de cariño y con su mano haciendo la cruz en nuestra frente nos hace sentir personas, capaces de levantarnos de nuevo.

Queremos darle las gracias de corazón, porque nos hace sentir el calor que tantas veces no tenemos debido a que muchos nos han dado la espalda como a Jesús, diciendo que “no nos conocen”. Su mano tendida nos ayuda a recobrar la esperanza y la ilusión por seguir caminando. Su sonrisa nos transmite paz y sus palabras nos hacen ver la luz de la Vida que surge del sepulcro vacío.

Pida por nosotros, don Carlos, al Padre de la Vida, para que dejemos de lado el odio y el rencor, y como lo ha hecho usted hoy, nos arrodillemos ante los hermanos para lavarles los pies».