Atentados de Egipto: golpe a los cristianos y a la apertura en el islam - Alfa y Omega

Atentados de Egipto: golpe a los cristianos y a la apertura en el islam

Los atentados del Domingo de Ramos en Egipto a cargo del Daesh son, además de un acto atroz, un intento de desestabilizar un país en el que se ven signos de apertura del islam a través de la universidad y la mezquita de Al-Azhar y en el que los cristianos coptos ejercen de antídoto al radicalismo islámico

Fran Otero
Cristianos coptos abandonan la catedral de San Marcos de Alejandría después de que un terrorista se inmolase en la puerta. Foto: AFP Photo/Mohamed El-Shahed

El Daesh ha puesto en su punto de mira a Egipto con los atentados del pasado Domingo de Ramos en Alejandría y Tanta, golpeando fuertemente a la comunidad cristiana copta, una minoría grande e influyente (representan el 10 %), prácticamente la única que queda en Oriente Medio tras el éxodo masivo en Siria e Irak. Para Fernando de Haro, autor de un documental sobre estos cristianos, los ataques no son sino un paso más de la limpieza étnica que el Daesh quiere llevar a cabo en Oriente Medio. «Como pierde posiciones en Siria e Irak, ahora golpea a Egipto. Y allí, a los cristianos coptos, un objetivo fácil, una minoría que sirve para desestabilizar», explica.

Para este periodista, Egipto es un país clave en la apertura del islam, sobre todo, por el proceso de diálogo abierto en los últimos tiempos por la universidad y la mezquita de Al-Azhar, referentes del islam suní. «Se ha empezado a hablar del concepto de ciudadanía, de libertad…», añade. De hecho, el gran imán de Al-Azhar promovió la celebración, el pasado febrero, de un congreso sobre libertad religiosa en el que participaron musulmanes y cristianos, incluida una delegación de la Santa Sede. Ahora, en dos semanas, será el propio Papa Francisco el que visitará el país de los faraones para profundizar en este diálogo. No hay atentado que pare esta voluntad del Pontífice.

Otra de las claves de los ataques tiene que ver con la desestabilización del Gobierno del presidente Al Sisi, un creyente musulmán con el que la situación de los cristianos ha mejorado, aunque no a los niveles deseados, desde su llegada al poder tras el derrocamiento de Mursi y los Hermanos Musulmanes. Ya se escuchan algunas voces cristianas criticar al presidente por no garantizar su seguridad. Para Expedita Pérez, misionera comboniana en Alejandría, hay quien quiere «echar abajo este Gobierno y lograr lo que ha sucedido en Siria o Libia, es decir, acabar con una guerra civil». En su opinión, Al Sisi, «con todos los límites que tiene, intenta velar por el pueblo egipcio. Él no habla de cristianos o musulmanes, sino de egipcios».

No es un conflicto de religión

Lo que sí está claro, y así lo comparten tanto De Haro como Expedita Pérez, es que los atentados del Domingo de Ramos como el precedente, el pasado mes de diciembre, no responden a un conflicto de religión, sino a los intereses de un grupo fundamentalista.

«Cristianos y musulmanes, con sus más y sus menos, tienen una relación tranquila. Los musulmanes son nuestros vecinos y amigos, nos han llamado para decirnos que sienten los ataques y para acompañarnos en el dolor. La gente que lleva a cabo actos terroristas no son musulmanes, porque si creyeran en Dios no harían esto. Están usando la religión para sus propios fines. Yo no los considero musulmanes», explica la misionera comboniana. Ella ve con sus propios ojos cómo las familias que profesan el islam regalan la carne a los profesores cristianos de su colegio por la Pascua o cómo el hospital que tienen al lado, musulmán también, no cobra a las religiosas cuando llevan a alguna de urgencia. «Valoran mucho nuestra labor», añade.

Del mismo modo, Expedita Pérez añade que las agresiones a cristianos están a la orden del día en lugares pequeños por parte de gente extremista e intolerante que usa el poder que les da el vivir en un país musulmán. Ahí el diálogo es muy difícil, incluso también por parte de los cristianos. ¿La razón? La ignorancia y la falta de formación.

En este sentido, Fernando de Haro reconoce que la vida entre musulmanes y cristianos es de lo más normal, salvo por «un 10 % de musulmanes radicales». Cuando los coptos sufren algún atentado, es normal que el pueblo musulmán se vuelque en su ayuda. Ejemplo de esto son las donaciones de sangre organizadas desde algunas mezquitas para surtir a los hospitales que atendían a los heridos el pasado domingo. Porque los cristianos coptos son una minoría importante, también para el islam: «Porque hay coptos, el islam en Egipto se resiste al radicalismo».

Entre claves políticas, sociales y religiosas, también hay lugar para el testimonio, porque por muchos ataques que haya, la fe de estos cristianos coptos se mantiene inquebrantable. «Es un momento de dolor fuerte, de desaliento, pero no se cuestiona la fe ni la participación en las celebraciones. Eso es innegociable para ellos. Los días sucesivos seguirán yendo a la iglesia. De hecho, todos estos tristes hechos fortalecen la fe de la comunidad cristiana», explica la hermana Expedita. También ella nos deja el testimonio de una cristiana que trabaja con ella y con la que conversaba al día siguiente de los ataques: «Ojalá hubiese estado yo allí. También con mis hijos, para dar testimonio de fe».