La voz del Magisterio - Alfa y Omega

La voz del Magisterio

Papa Juan Pablo II

La Iglesia es santa y todos sus miembros están llamados a la santidad. Los laicos participan en la santidad de la Iglesia, al ser miembros con pleno derecho de la comunidad cristiana; y esta participación, que podríamos definir ontológica, en la santidad de la Iglesia, se traduce también en un compromiso ético personal de santificación. En esta capacidad y en esta vocación de santidad, todos los miembros de la Iglesia son iguales. El grado de santidad personal no depende de la posición que se ocupa en la sociedad o en la Iglesia, sino únicamente del grado de caridad que se vive. Un laico que acepta generosamente la caridad divina en su corazón y en su vida es más santo que un sacerdote o un obispo que la aceptan de modo mediocre. La santidad cristiana tiene su raíz en la adhesión a Cristo por medio de la fe y del Bautismo. Este sacramento es la fuente de la comunión eclesial en la santidad. Todos deben tender a la santidad, porque ya tienen en sí mismos el germen; deben desarrollar esa santidad que se les ha concedido. Todos deben vivir como conviene a los santos y revestirse, como elegidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia de bondad, humildad, mansedumbre, paciencia. La tendencia a la perfección no es privilegio de algunos, sino compromiso de todos los miembros de la Iglesia. Y compromiso por la perfección cristiana significa camino perseverante hacia la santidad.

Se dice a veces que hoy se realizan demasiadas beatificaciones. Pero esto, además de reflejar la realidad que, gracias a Dios, es como es, corresponde también al deseo del Concilio Vaticano II. Tanto se ha difundida el Evangelio en el mundo, y tan profundas son las raíces que ha echado su mensaje, que precisamente el gran número de las beatificaciones refleja vivamente la acción del Espíritu Santo y la vitalidad que brota de él en el campo que es más esencial para la Iglesia, a saber, el de la santidad.

Audiencia General, 24-XI (1993) y Discurso en el Consistorio, 13-VI (1994)