Arranca en Barcelona la cuenta atrás para el Sínodo de los jóvenes - Alfa y Omega

Arranca en Barcelona la cuenta atrás para el Sínodo de los jóvenes

Las pastoral juvenil va a ocupar en los próximos años el centro de la fotografía de la Iglesia. Acostumbrada a destacar en los grandes y multitudinarios eventos, el foco se pone ahora en el día a día: el acompañamiento, la formación y la vocación. El Papa así lo quiere tras convocar para octubre de 2018 un Sínodo sobre este tema. En España y Europa es un problema que se viene trabajando en los últimos años. Estos días Barcelona acoge un simposio organizado por el Consejo de Conferencias Episcopales de Europa que aborda, precisamente, el acompañamiento

Fran Otero
Participantes en la ceremonia de acogida del Papa Francisco con los jóvenes, en el parque Jordan en Blonia, en la JMJ de Cracovia, el 28 de julio de 2016. Foto: Pablo H. Breijo

Cristina Cons tiene 23 años y vive en Santiago de Compostela. Es joven y católica. Ignacio Medina reside en Madrid, donde estudia Derecho y Empresariales; también es católico y tiene 19 años. La primera vive su fe acompañada desde la Pastoral Juvenil de la archidiócesis de Santiago de Compostela y el segundo con la ayuda de la Compañía de Jesús. Ellos, pero también los que un día creyeron y se alejaron y los que no creen, todos jóvenes, van a ser los protagonistas en la Iglesia, al menos, los dos próximos años, con el Sínodo de Obispos convocado por el Papa para 2018. Cada joven que lo desee podrá realizar sus propias aportaciones que luego serán susceptibles de debate por los pastores y expertos en juventud.

Cristina e Ignacio ya dan algunas ideas. La gallega dice que lo esencial es la autenticidad y la fidelidad al mensaje de Jesús: «Que no se obcequen [obispos y responsables de pastoral juvenil] en buscar formas atractivas de transmitir el Evangelio o adaptarse a los tiempos modernos, porque lo que realmente deseamos los jóvenes es vivir con radicalidad el Evangelio de Jesús, sin disoluciones ni envoltorios». Eso sí, cree que sería interesante la creación de estructuras de formación. Ignacio, por su parte, subraya la importancia de comunicar la realidad de lo que vive la Iglesia: «Que no es algo anticuado ni aburrido, sino importante y bueno para cada uno de nosotros». Él así lo vive y se siente acompañado y escuchado por la Iglesia por medio de los jesuitas: «Mi experiencia es muy buena. Tenemos reuniones cada semana –además de la Eucaristía dominical, retiros, la Pascua…– que me ayudan a parar, a coger fuerzas y afrontar cuestiones que antes no había tratado».

Cristina Cons: «Que no se obcequen en buscar formas atractivas de adaptarse a los tiempos modernos. Lo que realmente deseamos los jóvenes es vivir con radicalidad el Evangelio de Jesús».

Estos dos jóvenes son conscientes de que tienen un papel muy importante en la evangelización de otros chicos y chicas, en mostrarles y acercarles el Evangelio. Ignacio tiene dos claves: el ejemplo y la vergüenza. El primero, dice, es la consecuencia del compromiso de cada uno con su fe en los distintos aspectos de la vida: el estudio, el ocio… La segunda, una tentación que él ha vencido: «Yo le digo abiertamente a mis compañeros de clase que me voy a un retiro y esto, en ocasiones, da pie a que te hagan preguntas y, por tanto, a dar a conocer a Jesús». Cristina cree que para acercar la fe a los jóvenes no hay que adaptarse al mundo, «sino vivir con más radicalidad que nunca en la historia de la Iglesia». Más aún: «No se trata de participar en programas de televisión o en hacer canciones cristianas con música electrónica o postear en redes… Se trata de tener jóvenes que entiendan que lo que hace que te arrodilles ante Cristo no es ganar discusiones o provocar enfrentamientos, sino experimentarle como el salvador de tu vida».

Cristina e Ignacio, Ignacio y Cristina, jóvenes que siguen a Jesús y que, según apunta el delegado de Pastoral Juvenil de Santiago de Compostela, Javier García, forman parte de «un grupo minoritario en sus ambientes de instituto, universidad, amigos…». Pero jóvenes también, al menos es caso de nuestros protagonistas, «que demandan acompañamiento y se preocupan de su constante crecimiento como seguidores de Jesús».

Ignacio Medina: «Yo le digo abiertamente a mis compañeros de clase que me voy a un retiro y esto, en ocasiones, da pie a que te hagan preguntas, y por tanto, a dar a conocer a Jesús»

Por eso, continúa García, es importante que se sitúe a los jóvenes «en primer plano», porque, «muchas veces, nuestra pastoral atiende lo urgente y no lo importante; gastamos tiempo y esfuerzo en muchas cosas, pero no en los jóvenes que no solo son el futuro, sino el presente y la renovación de nuestra Iglesia». Esto es ciertamente lo buscaba el Papa Francisco al convocar un Sínodo y así lo expresó en una carta a los jóvenes: «He querido que ustedes ocupen el centro de atención porque les llevo en el corazón». Y tras ese anuncio del Pontífice, los jóvenes ya comienzan a estar en el centro.

En España, aunque los obispos acaban de crear un grupo de trabajo para poner en marcha el proceso de consulta sobre el documento preparatorio del Sínodo, la pastoral juvenil viene siendo un tema central en los últimos años. Concretamente desde 2013, tras las celebración del Congreso Nacional de Pastoral Juvenil celebrado en Valencia en 2012 –con la ayuda, posteriormente, de la Evangelii gaudium del Papa Francisco–, que puso sobre la mesa tres temas: primer anuncio, acompañamiento y formación. En este sentido, a finales de abril, en Granada habrá una reunión de Equipos de Pastoral Juvenil sobre el tema del acompañamiento en el que participarán unas 600 personas de equipos de pastoral juvenil de las diócesis, movimientos y congregaciones religiosas.

Javier García: «Nuestra pastoral atiende lo urgente y no lo importante. Gastamos tiempo en muchas cosas, pero no en los jóvenes, que no solo son el futuro, sino el presente y la renovación de nuestra Iglesia»

Justo estos días, y sobre este mismo tema, Barcelona acoge un simposio organizado por el Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE) en el que participaron representantes de todo el continente y en el que se exploran distintas maneras y modos de acompañar a los jóvenes en los distintos países, así como fórmulas para crear mecanismos de colaboración entre ellos, y compartir buenas prácticas… «Acompañar a los jóvenes es una preciosa misión que Cristo nos confía. La vida de quien acompaña no es necesario que sea perfecta, sino que debe mirar a Dios y vivir con compromiso la realidad presente. De esta manera, incluso cuando el joven debe superar los obstáculos, el acompañante es capaz de dar una orientación, una nueva perspectiva que se convierte en una propuesta atrayente, al contrario que el consumismo, que no consigue llenar el corazón», explica Duarte da Cunha, secretario general de la CCEE.