Padres ausentes, niños confusos - Alfa y Omega

Padres ausentes, niños confusos

¿Qué lagunas deja la ausencia del padre en las familias, como denunció el Papa Francisco en la Audiencia esta semana? La psicoterapeuta Michela Pensavalli, profesora en el Pontificio Ateneo Regina Apostolorum, desvela algunas de ellas en esta entrevista a Radio Vaticana

Redacción

¿Cómo son las relaciones familiares hoy?
Ciertamente, vivimos en una sociedad paradójica, donde la tecnología nos pone a todos mucho más en contacto con los demás, pero los lazos se han vuelto muy líquidos: es mucho más difícil percibir las necesidades del otro y entrar en comunicación con él. Es una sociedad post-moderna y un poco complicada, que ha experimentado un gran impacto en términos de apertura a los demás gracias a las nuevas tecnologías, pero también es confusa en su propia manera de expresarse de manera incesante y sin límites. Por ejemplo, los roles de padre y madre hoy en día son mucho más ambivalentes: un padre puede ser amigo de su hijo en Facebook, pero luego no tener el coraje de afrontar los conflictos que observe en la vida privada del niño. Así, se nos ha ayudado de alguna manera, pero las relaciones se han complicado.

El Papa dice que la ausencia de la figura paterna en la vida de niños y jóvenes produce lagunas y lesiones que pueden ser muy graves.
Así es. Debemos añadir una responsabilidad compartida dentro de la familia. Lo que observo como psicoterapeuta es que muchas veces los hombres también se ven eclipsados por la figura femenina: es decir, estamos siendo testigos de una revolución en la que la mujer ha tomado las riendas de la familia y con mucha frecuencia el hombre ha delegado la educación de los niños en la madre. Sin embargo, esto genera problemas debido a que los dos padres son necesarios para esta labor, ofreciendo un intercambio armonioso entre el papel de la mujer y el hombre. Así que es cierto que los padres se han vuelto más ausentes, pero también es cierto que hay una mayor injerencia por parte de las madres, que a menudo se muestran demasiado ansiosas y preocupadas. Estoy de acuerdo con lo que dice el Papa, pero también animo a las madres a tener en cuenta el poder dejar el espacio adecuado para el padre en su labor.

Niños confundidos, niñas dependientes

El Papa también dijo que las desviaciones de los niños y adolescentes pueden ser en gran parte ser atribuidas también a esta ausencia del padre.
Esto sucede porque es el padre el que establece las normas, reglas, los criterios morales y de comportamiento; especialmente para los hijos varones es importante tener alguien a quien observar y emular, y por lo tanto la ausencia del padre es realmente un gran peso sobre el crecimiento de un niño. Por ejemplo, cuando estudiamos la confusión de género, muchas veces observamos un padre que expresa poco, que tiene dificultades para hablar en un tono afectivo y emotivo, y entonces el niño interactúa con mucha más facilidad con la mamá. Esto no es siempre así, pero sucede a menudo que el modelo femenino es el modelo imperante y el padre depone las armas educativas, por así decirlo, y deja que la madre haga todo.

¿Usted, por su experiencia, qué consecuencias identifica por esta ausencia de los padres?
Sin duda una confusión en el crecimiento, especialmente en los niños varones, en el qué hacer y el cómo ser, porque el padre tiene, desde que los niños son pequeños, la función lúdica y también la tutela de las etapas de exploración y conocimiento del mundo. Un padre que está ausente en las primeras etapas de la vida induce entonces en pequeña o en el pequeño una incapacidad para ser totalmente libre, para confiar en el mundo y en las circunstancias. Posteriormente, los problemas son de otro tipo: un padre que está ausente, que falta durante la fase adolescente, en el varón conduce a dificultades para identificarse con el papel de su sexo, y en la chica conduce a una búsqueda de sustitutos de su padre, personas que de alguna manera puedan compensar la ausencia de la figura masculina, enganchándose en relaciones de dependencia afectiva. Por lo tanto, las mujeres que han tenido un padre ausente son las que, más adelante, o prescinden del vínculo con la figura masculina –en continuidad con la ausencia de ese vínculo que nunca han tenido–, o se enredan con lazos en de dependencia que no le permiten la libertad de expresarse a sí mismas.