Antes de pasar a la lista, tengo que decir que la mayoría de las personas con las que me topo son muy gentiles y se quedan emocionadas al hablar con una religiosa. Ateos, musulmanes, motociclistas, ex católicos, punks. La gente con el bagaje y el punto de vista más variado ama a las monjas.
Tiene sentido. Los niños saben que pueden ir a casa y decirle a su madre las cosas más decepcionantes, impresionantes y escandalosas y su mamá los amará de todos modos.
Pienso que es por eso que la mayor parte de la gente se siente a gusto con las monjas. Entiende que somos así. Somos madres. En primer lugar, amamos. Las preguntas vienen después.
Dicho esto, muchas personas nos dicen cosas que nos molestan. A continuación algunas de las cosas que muchas de nosotras hemos oído decir muchas veces y no quisiéramos oír más.
1. «Qué afortunada, lo único que haces es rezar todo el día».
En realidad no es así. La mayor parte de nosotras tiene un trabajo como el tuyo. Rezamos varias horas extra al día además de realizar nuestro trabajo.
2. «¿Puedes hacer _________ por mí? Tienes mucho tiempo, ¿no?»
Ver la respuesta del punto 1.
3. «Guau, que linda eres…»
¿Por qué la gente se sorprende tanto por el hecho de que mujeres jóvenes atractivas quieran casarse con el Creador del universo? ¡El Creador del universo! Es una propuesta que ninguna mujer en pleno uso de sus facultades mentales debería rechazar.
Además de esto, ¿has oído hablar de este señor?
4. «Pero eres muy joven…»
¿Cuándo dices joven quieres decir ingenua y completamente inconsciente del hecho de que estamos renunciando al sexo para el resto de nuestra vida? Si es así, mira la respuesta del punto 3. Estamos dedicando nuestra vida al creador del sexo, de las hojas otoñales, del pólipos, y las estrellas fugaces.
Créeme. No nos estamos perdiendo nada.
5. «¿Tienes doce años?»
Algo que tienes que saber sobre las religiosas es que la mayor parte de nosotras aparenta menos edad de la real. La gente busca la fuente de la juventud desde el principio de los tiempos, y siempre ha estado frente a nuestros ojos.
Rezamos mucho. Olvida las cremas anti-edad y el lifting facial. Reza.
6. «¿Eres una de esas fantásticas monjas mujer-sacerdote, verdad?»
¿Monja mujer-sacerdote? ¿Qué es eso? Ser religiosa no sólo es «suficientemente bueno» para nosotras, somos verdaderamente felices por ser lo que somos. El hecho de que podamos ser jóvenes religiosas no significa que somos alternativas o rebeldes. Ok, significa que somos alternativas y rebeldes, pero no el tipo de rebeldes que se entiende en general.
7. «¿Creciste en una gruta, has asistido a la escuela doméstica toda la vida y no te has encontrado con el otro sexo antes de tomar esta decisión, verdad?»
Ok, la gente no dice exactamente esto, pero soy tratada a menudo como si hubiera crecido entre algodones o lejos de todo.
No hay nada de malo en la escuela doméstica (he asistido durante 3 años) o en el hecho de provenir de una familia católica. Sólo está mal asumir que quien se haya adherido a la vida religiosa tenga este bagaje, y es paternalista asumir que las mujeres jóvenes y con talento tomen esta decisión porque son «tontas».
No lo somos.
¿Quizá lo eres tú?
8. «Qué bonita eres»
Una de nuestras hermanas una vez entró en una tienda y vio su foto impresa en una serie de tazas en venta.
No estoy bromeando.
No nos gusta que nos digan que somos guapas, como si fuéramos muñecas o animales raros del zoológico. Y no nos gusta cuando la gente usa nuestras fotos para calendarios, tazas, etc. (sin pedir permiso) como si fuéramos simplemente objetos de mercancía kitch.
9. «Nunca has oído hablar de (una cosa o persona católica al azar) una aparición o una devoción particular, un cierto sacerdote, una frase en latín, otra orden religiosa (visto que se conocen entre todos ¿no?). ¿Pero eres una religiosa católica?»
No te puedo decir cuántas veces he oído esto. Y la persona se escandaliza siempre porque no sabemos la respuesta, como si fuéramos una enciclopedia ambulante de todo lo que está vinculado con el catolicismo.
10. «Qué desperdicio…»
Puedo entender cuando este comentario proviene de un ateo, pero no lo entiendo cuando la persona que lo dice cree en Dios. Musulmán, hindú, judío, cristiano. No importa. Si crees en Dios, entonces ¿qué puede ser más importante en la vida que vivir para Él? Y si la invitación es vivir totalmente para Él, ¿cómo se puede rechazar?
¿Tengo razón?
¿Tienes algo más que añadir a mi lista?
Me gustaría saberlo.
Por sor Theresa Aletheia Noble, fsp, autora de The Prodigal You Love: Inviting Loved Ones Back to the Church. Recientemente realizó sus primeros votos con las Hijas de San Pablo. Tiene un blog en Pursued by Truth.
Theresa Noble / Aleteia