1.200 niños de Alcalá celebran el regreso de las reliquias de Justo y Pastor - Alfa y Omega

1.200 niños de Alcalá celebran el regreso de las reliquias de Justo y Pastor

La fiesta de la reversión de las reliquias de los niños mártires de Alcalá es un acontecimiento para la diócesis que cada vez suscita más interés entre los coles

Begoña Aragoneses
Tallas de los santos Justo y Pastor que presiden la celebración
Tallas de los santos Justo y Pastor que presiden la celebración. Foto: Diócesis de Alcalá.

Aquel 7 de marzo de 1568 hubo en la ciudad de Alcalá de Henares una auténtica fiesta de la que dieron buena cuenta las crónicas de la época; entre otras, las de Ambrosio de Morales, cronista de Felipe II. Ese día regresaban a la ciudad parte de las reliquias de los niños Justo y Pastor, mártires de la fe del siglo IV, que habían salido ocho siglos antes para protegerlas de la invasión musulmana hacia la iglesia de San Pedro el Viejo de Huesca. No fue fácil para los ciudadanos recuperar a sus santos patronos. «Los complutenses los querían tener consigo», cuenta Juan Miguel Prim, delegado para la Evangelización de la Cultura de la diócesis de Alcalá. La alegría, por tanto, era máxima, y aquella fue «una de las mayores fiestas de España». Los restos de los niños —no todos, parte se quedaron en Huesca— llegaron a la ciudad en un arca. Se detuvieron en Meco antes de entrar por la entonces Puerta de Guadalajara, ahora conocida como Puerta de Mártires. Hubo para la ocasión representaciones teatrales en la universidad y en la iglesia magistral, hoy catedral, además de certámenes musicales. La misma procesión con el arca de los niños fue en sí soberbia, con la participación de todas las cofradías, músicos, representantes civiles y eclesiásticos, nobles y pueblo llano. En resumen, la más grande que jamás se ha realizado en Alcalá de Henares.

Entonces se utilizó para el acontecimiento el término reversión, para indicar el regreso, que se replica a día de hoy en la celebración de cada 7 de marzo en conmemoración de aquel día. Así, este mismo jueves, se llevará a cabo la tradicional representación teatral del martirio de los santos niños, que este año correrá a cargo del colegio Chesterton, de Meco. «Cada vez esta fiesta es más conocida entre los colegios», señala Prim, y no solo los religiosos, «también los públicos». Un total de 1.200 niños participarán en la celebración, organizada en colaboración con la Delegación de Enseñanza. Todos, de las edades de los patronos, que tenían 7 años (Pastor) y 9 años (Justo) cuando murieron. Además habrá cantos, charanga y comparsa de gigantes y cabezudos. Será de 10:00 a 12:45 horas en el patio de armas del palacio arzobispal, en un escenario puesto por el Ayuntamiento, y, al concluir, los escolares se desplazarán a la catedral, donde podrán venerar las reliquias de los niños. Junto a ello, se ha organizado la decimocuarta edición del concurso de carteles y la octava edición del concurso literario escolar. Ambos certámenes tienen como lema Justo y Pastor, testimonio valiente de amor a Jesús y en ellos han participado alumnos de Coslada, Alcalá de Henares, Torrejón de Ardoz, Meco, Paracuellos de Jarama y Algete. Ya por la tarde, a las 19:30 horas, el obispo de la diócesis, Antonio Prieto Lucena, celebrará una Eucaristía en la catedral en acción de gracias por la vida de estos mártires, y para pedir su intercesión.

1.200 niños participarán este año en la fiesta de la reversión de las reliquias
1.200 niños participarán este año en la fiesta de la reversión de las reliquias. Foto: Diócesis de Alcalá.

Aunque el día de la conmemoración del martirio de los pequeños es el 6 de agosto, «la de la reversión es una fiesta muy querida», detalla el delegado diocesano, «incluso a veces más importante que el Corpus». De siempre, los habitantes de Alcalá han defendido y protegido sus reliquias, como en aquellos tiempos del cardenal Cisneros, cuando unos bandoleros quisieron robarlas. Las reliquias de Justo y Pastor fueron descubiertas en el siglo V por el obispo visigodo de Toledo, Asturio, en el Campo Laudable. Allí ordena edificar un templo (actual catedral) y establece su sede episcopal. Las reliquias de los niños fueron conservadas en ese lugar hasta su extradición a Huesca. Actualmente están en una urna del siglo XVIII, y frente a ella se encuentra la piedra martirial, donde los pequeños «dieron su vida por amor a Jesús, por no querer traicionar a su amigo». Así lo explican en las catequesis de la diócesis, donde los santos patronos «están muy presentes» y son un ejemplo de «fortaleza y sinceridad».

Justo y Pastor, ciudadanos romanos y cristianos de la entonces Complutum, sufrieron la persecución de Diocleciano. Los niños se presentaron ante Daciano, el gobernador de la ciudad, para decirle que ellos seguirían siendo cristianos, dando testimonio de su fe ante sus conciudadanos. El gobernador ordenó que los azotaran para acallarlos, pero ellos no cejaron. Así pues, los sentenció a muerte. Era el año 306. En aplicación de las leyes del Imperio para los ciudadanos romanos, la muerte debía ser por decapitación. Las reliquias de Justo y Pastor, veneradas prácticamente desde el momento de su martirio, son «un signo», sostiene Prim, «para acercarnos a su poder de intercesión». A ellos se les puede pedir, en primer lugar, «por todos los niños que sufren», pero, «principalmente, que los niños entiendan que ya a esa edad se puede tener un amor grande por Jesucristo».