El Vaticano estudiará los agujeros negros y otros misterios del universo - Alfa y Omega

El Vaticano estudiará los agujeros negros y otros misterios del universo

Reivindicará así el legado científico del sacerdote y astrofísico belga Georges Lemaître, que corrigió a Einstein tras descubrir que la expansión del universo explicaba el origen del cosmos

Victoria Isabel Cardiel C.
Agujero negro
Agujero negro. Foto: ABC.

Ser a la vez astrofísico y sacerdote puede resultar irreconciliable en el imaginario colectivo. Más aún si el cura en cuestión propone una teoría que pone contra las cuerdas las investigaciones del mismísimo Albert Einstein y revoluciona con ellas la astronomía moderna. El belga Georges Lemaître es el padre de la teoría del origen del cosmos, más conocida como teoría del big bang, que puede considerarse como la precursora de la moderna gravedad cuántica. Su investigación superó la teoría de la relatividad publicada por Einstein en 1915 en lo que se refiere a si el universo tiene un origen. El genio alemán defendía que este era estacionario, sin un comienzo conocido.

El Vaticano reivindicará el legado científico de Lemaître en un congreso internacional que contará con destacadas voces del mundo de la astronomía y la física. Entre ellas la de los Premios Nobel Adam Riess, estadounidense conocido por sus investigaciones en cosmología a través del estudio de las supernovas, y Roger Penrose, británico y figura clave para la redefinición contemporánea de la formación de agujeros negros.

La importante cita académica tendrá lugar en la sede del Observatorio Vaticano en Castel Gandolfo del 16 al 21 de junio y reunirá a 40 brillantes científicos para discutir sobre agujeros negros, ondas gravitacionales y singularidades del espacio-tiempo. Se trata del segundo encuentro de este tipo. En 2017, el Vaticano organizó otro congreso de primer nivel para rendir homenaje a Lemaître (1894-1966) que, además de catedrático de Física en la Universidad Católica de Lovaina, también fue presidente de la Pontificia Academia de Ciencias del Vaticano de 1960 a 1966.

Pero por lo que es principalmente conocido es por la teoría del átomo primigenio, es decir, la teoría del big bang, a través de la que explicó que la expansión del universo indicaba que en algún momento del pasado el cosmos debió de encontrarse en un estado de alta densidad energética, comprimido en un único punto, como un átomo original del que partió todo. 

Al igual que en la primera conferencia, el objetivo será fomentar una «fructífera interacción entre los participantes» procedentes tanto de la disciplina de la cosmología teórica como de la observacional, y «crear un entorno estimulante para la aparición de nuevas ideas y líneas de investigación», según los organizadores. Se tratará de dar respuesta a algunas de las preguntas que conciernen el funcionamiento del universo. Por ejemplo: «¿Cuál es la verdadera naturaleza del espacio y del tiempo?; ¿cómo conciliar las leyes de la mecánica cuántica con la relatividad general de Einstein que rige el comportamiento del campo gravitatorio en los primeros momentos del Universo, el big bang?; ¿qué nos dicen las singularidades espacio-temporales sobre la naturaleza de nuestro Universo?».

Presentación del encuentro
Presentación del encuentro. Foto: @evaenlaradio.

Para ello, el Vaticano reunirá a 40 científicos de todo el mundo. Entre ellos el astrofísico ruso Andrei Linde, padre de la teoría de la inflación caótica sobre el origen del universo; el profesor del Departamento de Física y Astronomía de la Universidad Johns Hopkins y del Instituto de Astrofísica de la Universidad de la Sorbona Joseph Silk; la astrónoma canadiense Wendy Freedman, cuyas últimas investigaciones han resuelto la llamada tensión de Hubble, la velocidad de expansión del universo; la astrofísica italiana Licia Verde, un referente mundial en la energía oscura; o el físico y matemático estadounidenses galardonado con la Medalla Fields, Edward Witten.

Durante la presentación de este congreso, el director de la Specola Vaticana, el sacerdote jesuita Guy Consolmagno, ha explicado que el observatorio que dirige será un «terreno neutral» de confrontación para científicos de distintas orientaciones. «El objetivo es la verdad» —ha subrayado— tras poner en valor la importancia de «recordar siempre lo mucho que aún no podemos saber».

Consolmagno ha puesto de ejemplo su experiencia personal para dejar claro que no toda la comunidad científica es necesariamente atea. «Fui científico durante 20 años antes de entrar en los jesuitas y me di cuenta de que tras ser miembro de la Iglesia di a los demás la libertad de decirme a qué Iglesia pertenecían», ha afirmado ante la prensa. Así, ha asegurado que en el ámbito de la cosmología los estudiosos son «muy conscientes de lo que no sabemos», por lo que la investigación enmarcada en la fe «empuja a abordar cuestiones fundamentales para las que aún no hay respuesta».

De igual manera, el cosmólogo jesuita Gabriele Gionti, vicedirector del Observatorio Vaticano, se ha mostrado entusiasmado con la acogida que ha tenido el encuentro por parte de los especialistas. «Muchos no podrán venir presencialmente, pero habrá al menos 150 científicos conectados en vídeoconferencia», ha explicado.

Además, ha puesto en valor la herencia científica de Lemaître, quien «marcó un hito en los estudios» sobre el tema de la cosmogonía «conversando con Einstein, incluso corrigiendo al gran científico en algunos puntos». En particular, Lemaître superó la cerrazón de Einstein con respecto a la teoría cuántica, ya que «fue capaz de abrazar inmediatamente la perspectiva de tener dos dimensiones, la de la física clásica y la cuántica». Además, «demostró una comprensión temprana de la importancia de los estudios sobre la constante cosmológica, que ahora se utiliza para explicar la aceleración del universo».

En la década de 1920, las observaciones astronómicas habían revelado un misterioso movimiento de recesión de las galaxias lejanas. En 1927, mientras resolvía las complicadas ecuaciones de la teoría de la relatividad de Einstein, Lemaître explicó que este movimiento era el resultado de la expansión del universo. Sus conclusiones llegaron poco antes de que las observaciones del científico Edwin Hubble establecieran una relación, la llamada ley de Hubble, que vincula la velocidad de recesión y la distancia de las galaxias. Por eso en 2018 la Unión Astronómica Internacional votó a favor de rebautizar la ley de Hubble como ley de Hubble-Lemaître.

Del mismo modo, Gionti ha señalado cómo Pío XII recurrió a Lemaître para expresar el punto de vista de la Iglesia respecto al dinamismo del universo, que se nutre tanto de la teología como del conocimiento científico, «dos campos distintos en sus profundizaciones que forman parte de un único camino».