Hay que dar el salto, de lo digital, a lo presencial
Conocida como la monja twittera, Xiskya Valladares, co-fundadora de la plataforma de evangelización por Internet iMisión, todavía sigue encontrándose gente a la que le sorprende ver una monja en Twitter. Ella lo tiene claro: «Ahí donde hay un corazón vacío y necesitado, ahí hay un sitio para Dios. Y vivimos en una sociedad muy vacía»
En primer lugar, enhorabuena por el Premio ¡Bravo! de Nuevas Tecnologías. ¿Qué supone para iMisión que la Conferencia Episcopal Española reconozca vuestra labor?
Recibir el Premio ¡Bravo! es un reconocimiento y un gesto de apoyo que nos alegra mucho, pero también es un reto para continuar adelante. Vemos el camino recorrido y, a la vez, descubrimos todo lo que nos falta por avanzar. Tenemos muchos proyectos, muchas ideas, nos gustaría llevarlas adelante, y muchas veces carecemos de medios materiales, pero no de ilusión, ni de convicción, ni de la confianza en Dios. Agradecemos gozosos el premio a nuestra Madre, la Iglesia.
No es la primera vez que la jerarquía eclesiástica os apoya. ¿Qué os dijo monseñor Celli, Presidente del Consejo Pontificio de las Comunicaciones Sociales, cuando le presentasteis el proyecto?
Cuando monseñor Celli nos recibió en el Vaticano, nos dijo, sobre todo, tres cosas: 1) Que lo esencial es el Evangelio. Bien comunicado y aprovechando las posibilidades que ofrecen las técnicas actuales podremos evangelizar mejor. 2) Que iMisión debe ser el rostro tierno y misericordioso de la Iglesia para el mundo de hoy, en diálogo abierto y sincero con ese mundo actual, sin excluir a nadie. 3) Que iMisión debe llevar adelante su labor en comunión con la Iglesia y creando sinergias con todos los otros grupos que, dentro de la Iglesia, trabajan en la evangelización a través de Internet.
¿Hay gente que todavía se sorprende de ver una monja en Twitter?
Cada vez menos. Ni comparado a cuando comencé, cuando tenía que estar demostrando, incluso con videos, que yo era realmente una religiosa consagrada. Sin embargo, sigo pensando que debería haber más hermanas en Twitter. En general, veo que los católicos aún sienten mucho miedo a manifestarse como tal en esta red social. Pero, sobre todo, las religiosas. Y ese miedo se quita muy fácil: con celo apostólico, formación e inmersión en el medio.
Son pocos los obispos que están presentes en las redes sociales, ¿qué les diría a aquellos pastores que todavía no cuentan con presencia en las nuevas tecnologías?
Les diría que escuchen los mensajes del Papa Benedicto y del Papa Francisco en las Jornadas Mundiales de las Comunicaciones Sociales. Tanto uno como otro son muy claros: La Iglesia debe estar donde está la gente, y hoy hay millones que habitan en el continente digital. De hecho, el Papa nos da ejemplo manteniendo activa su cuenta en Twitter. Es necesario que nos tomemos en serio la evangelización a través de las redes, pues otros grupos políticos y religiosos lo están haciendo, para sus fines, de una manera tan profesional que consiguen comernos terreno. Nosotros tenemos lo más valioso que alguien puede ofrecer: el Evangelio de Jesucristo. No podemos escatimar ni tiempo, ni esfuerzo, ni energías para difundirlo, no como proselitismo, que es lo que hacen otros, sino por atracción mediante nuestro testimonio. No tengamos miedo.
Con la llegada del Papa a Twitter y con la revolución comunicativa que se está viviendo en el Vaticano, parece que la Santa Sede va por delante en el continente digital. ¿Cómo puede seguir mejorando la Iglesia española la comunicación online?
En mi opinión, la formación teórica es fundamental, pero cojeamos más de la práctica, y creo que se debe a que aún no hemos descubierto la importancia de la evangelización a través de las redes, pero la documentación sobre ello que nos llega de la Santa Sede es muy clara al respecto.
¿Dios tiene acogida en Internet?
Sí la tiene. Ahí donde hay un corazón vacío y necesitado, ahí hay un sitio para Dios. Y vivimos en una sociedad muy vacía y carente de valores que llenen de sentido nuestra vida. Ciertamente, no podemos quedarnos en las relaciones y evangelización digital, pero son el trampolín para dar ese salto a lo presencial. Las personas con las que me he topado en las redes son personas abiertas y receptivas a Dios. Lo importante es no saturarlas con mensajes expresamente religiosos, sino compartir, con sencillez, nuestra fe desde la propia vida. Porque hoy las palabras, los sermones, no convencen tanto como el testimonio.
¿Cómo pueden ayudar las nuevas tecnologías para la nueva evangelización?
Son el trampolín para acercarnos a dialogar con nuestros hermanos más alejados, e incluso los ateos. No mediante mensajes expresamente religiosos, porque la gente está cansada de sermones, pero sí mediante la escucha y el testimonio de vida. A veces, con sólo escuchar, ya estamos evangelizando. Tendríamos que tener el hábito de sentarnos a dialogar un tiempo también en la red, porque incluso a nosotros nos hace bien, nos sensibiliza, nos abre los ojos, y nos muestra las necesidades, sufrimientos y aspiraciones de nuestros hermanos que no suelen pisar las iglesias. Ese salir de nuestros mundos nos ayuda a cuestionarnos cómo vivimos nuestra fe y qué evangelio estamos transmitiendo.