Javier Urra: «Que haya programas en los que violadores y asesinos sean reconocidos socialmente es un horror» - Alfa y Omega

Javier Urra: «Que haya programas en los que violadores y asesinos sean reconocidos socialmente es un horror»

Juristas, psicólogos y agentes de pastoral penitenciaria alzan la voz contra el true crime, un fenómeno «que merece una legislación de manera urgente», reclama Javier Urra

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
El psicólogo Javier Urra
El psicólogo Javier Urra. Foto: Ernesto Agudo.

«En 1992 pusimos en marcha la tertulia Justicia y Utopía, que nos reúne cada mes en el Café Gijón a psicólogos, psiquiatras, juristas, ingenieros, criminólogos, agentes de pastoral penitenciaria y periodistas, y es la primera vez que remitimos una nota de prensa por considerarla absolutamente necesaria». Así comienza el comunicado que está difundiendo una treintena de profesionales relacionados con el mundo de la justicia en diversos ámbitos. El motivo es que en algunos programas de televisión en medios públicos y privados «asesinos y violadores son contratados para participar y contar una historia terrible que busca exacerbar el morbo de algunos ciudadanos», un fenómeno que incluye el llamado true crime. Para el psicólogo Javier Urra, que fue Defensor del Menor y ha trabajado durante décadas en la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia y en los Juzgados de Menores de Madrid, labor que le ha permitido acompañar a algunos de los delincuentes jóvenes más violentos de España, lo que está pasando es «un horror».

¿Por qué han querido llamar la atención sobre este asunto?
Fundamentalmente pensamos que el hecho de que haya programas y series en los que violadores y asesinos sean reconocidos socialmente es un horror. No quiero entrar en el debate de si es legal o no; simplemente, en el terreno moral es reprobable y hay que decir algo, aunque en mi opinión este tema merece una legislación de manera urgente.

¿Por qué consideran que es preocupante? ¿Qué problemas detectan?
Yo he trabajado durante décadas con asesinos y violadores, y también con sus víctimas. Simplemente con que los primeros adquieran notoriedad en esos programas revictimiza a las segundas; es decir, esos programas hacen que las víctimas vuelvan a sufrir. Las productoras de esos programas lo deben tener en cuenta, porque no todo vale para captar audiencias. La libertad de expresión tiene unos límites, y no puede supeditarse a la rentabilidad buscando enganchar a la gente con estas historias.

¿Cómo afecta este hecho a los victimarios?
Muy mal. De repente ven que entran en ese grupo de moda que son los que llamamos famosos. Al final, no pueden dejar de percibir que todo vale, e incluso le ven una parte positiva a lo que hicieron. En realidad, su vida es muy limitada y no es nada atractiva, eso lo conozco bien.

¿Dificulta su reinserción?
Sin duda, porque la reinserción debe partir de un sentimiento de culpabilidad por lo que han hecho, no de su reconocimiento público. Una cosa es cumplir con la ley pagando la pena que te hayan impuesto judicialmente, y otra es cumplir con la sociedad y con las víctimas. Es indispensable que haya un sentimiento de pesar por el delito y por el daño cometido, además de una petición de perdón, y esto es algo que estos programas y series dificultan. Nadie puede vivir de haber cometido un delito.

¿Qué influencia puede tener este fenómeno en los espectadores, especialmente en los más jóvenes?
La sociedad debe educar en valores y virtudes, y no presentar lo malo como bueno. No les podemos ofrecer productos en los que un violador o un asesino cuentan los detalles de su vida. La libertad de expresión no puede dañar a los menores. Estos contenidos no pueden ser públicos, aunque alguien piense que eso le puede interesar a la audiencia.