La Guadalupana arropa al Opus Dei
Monseñor Javier Echevarría, prelado del Opus Dei, falleció el día de la Virgen de Guadalupe
San Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei, falleció en Roma el 26 de junio de 1975. Aquel día celebró la Misa a las ocho de la mañana asistido en el altar por Javier Echevarría. Horas después tuvo un tertulia con un grupo de mujeres del Opus Dei, charla que no pudo terminar al sentirse indispuesto y tener que retirarse a descansar. Al llegar a su lugar de residencia pasó por el oratorio e inmediatamente después se dirigió a su cuarto de trabajo. Entró y dirigió su mirada al cuadro de la Virgen de Guadalupe que presidía la estancia y a la que había visitado en su basílica en numerosas ocasiones. Echevarría se había quedado atrás cerrando el ascensor y entonces oyó como Escrivá le llamaba desde dentro. «No me encuentro bien», le dijo y acto seguido se desplomó.
A san Josemaría le sustituyó el beato Álvaro del Portillo al frente de la institución. También el primer sucesor tenía una especial devoción por la Virgen de Guadalupe, patrona de México. En aquella tierra nació su madre, que desde pequeño le inculcó al pequeño Álvaro un profundo amor por la Guadalupana. Del Portillo acudió hasta en tres ocasiones a visitar a la Virgen Morenita. El 23 de marzo de 1994 don Álvaro murió y Javier Echevarría se convirtió en el segundo sucesor de Escrivá de Balaguer.
Monseñor Echevarría, que era el obispo en activo de más edad del mundo, nació en Madrid en 1932. En la capital conoció a san Josemaría, de quien fue secretario durante veinte años. En 1975 se convirtió en secretario general de la institución y en 1994, en prelado.
Después de 22 años de gobierno del Opus Dei, don Javier falleció este lunes, precisamente en la festividad de Nuestra Señora de Guadalupe. Para Ella tuvo un recuerdo en la última carta pastoral que escribió a todos los fieles de la Obra. En la misiva, fechada el jueves 1 de diciembre, explicaba que «en la aridez de ciertas jornadas, la Virgen nos hará encontrar flores colmadas de buen aroma, el bonus odor Christi, como se narra en las apariciones de la Virgen de Guadalupe a san Juan Diego».
El prelado había sido hospitalizado el 5 de diciembre en el Campus Bio-Médico de Roma a causa de una infección. El cuadro clínico se complicó en las últimas horas, provocando una insuficiencia respiratoria que ocasionó el fallecimiento.
El vicario auxiliar de la prelatura, monseñor Fernando Ocáriz, pudo administrarle los últimos sacramentos pocas horas antes de su muerte, que se produjo a los 84 años de edad. Su funeral se celebrará esta jueves por la tarde, a las 19:00 horas, en Roma.