Ruth Beitia: «Le doy gracias a Dios todos los días» - Alfa y Omega

Ruth Beitia: «Le doy gracias a Dios todos los días»

De las 17 medallas que España ha conseguido en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, once han sido obtenidas por deportistas de la UCAM

José Calderero de Aldecoa
Ruth Beitia, en los últimos Juegos Olímpicos, celebrados en Río de Janeiro
Ruth Beitia, en los últimos Juegos Olímpicos, celebrados en Río de Janeiro. Foto: EFE / Elvira Urquijo A.

Nadie lo había conseguido hasta ahora en España. Ruth Beitia ha sido la primera atleta nacional en obtener una medalla de oro en unos Juegos Olímpicos. Y lo ha hecho a los 37 años de edad, tras reengancharse al atletismo después de que anunciara su retirada hace cuatro años. Su oro también es el primero del atletismo español desde Barcelona 1992.

Después de esta gesta, sobre la misma pista del estadio olímpico donde acababa de ganar su medalla, Beitia atendía exultante a los medios de comunicación. Respondiendo a la pregunta de un periodista de la Cadena COPE la saltadora de altura se confesó con orgullo católica, y dejó un enigmático mensaje para su madre, a la que le dijo que se acordaba de «Acapulco».

«Mi madre siempre me dice que rece y, para que mi padre no le diga: “Isa, déjala en paz, que la niña tiene que saltar”, siempre me dice que me acuerde de Acapulco. Es como un truco que usa para recordarme que rece. Es un juego de palabras», explica la atleta a Alfa y Omega. «Y sí, sí, Ruth Beitia reza. Claro que rezo, como cristiana y católica que soy», añade la saltadora.

La fe le viene de sus padres. «Recuerdo ir juntos a Misa en nuestra parroquia de toda la vida en Santander: San Juan Bautista», cuyo párroco bautizó, dio de comulgar, confirmó y casó a la deportista. «Me sigo llevando muy bien con él», cuenta. La santanderina recuerda además cómo de pequeña iba desde a campamentos de Iglesia, «participé en el grupo scout y hasta canté en el coro de la parroquia», cuenta entre risas.

«Ahora continúo yendo a Misa» y «siempre que voy a un sitio nuevo y tengo una iglesia cerca me encanta entrar y, aunque no haya Misa, me siento en un banco a rezar». ¿Y qué reza una de las deportistas españolas más laureadas? «Le doy gracias a Dios todos los días. Sobre todo a la Virgen. Soy muy devota de la Virgen del Carmen y de la Virgen del Mar».

Ocho días después de conseguir su oro olímpico, Ruth se enfundó la medalla y se hizo un selfi (autofoto). Fue la propia atleta la que difundió la imagen a través de las redes sociales –tiene más de 25.000 seguidores en Twitter y 14.200 seguidores en Istagram-. A la fotografía le acompañaba un texto: «Vuestros valores son mis valores… gracias por darme de nuevo el placer de estudiar… esto [en referencia a la medalla de oro] también es vuestro… gracias». El mensaje iba dirigido a la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM), que apoya económicamente a la atleta y donde Beitia estudia el grado de Psicología.

En lo alto del medallero

La UCAM, que tiene unos 17.000 estudiantes, es conocida como la universidad del deporte. En sus aulas, físicas o virtuales (la universidad ofrece la opción de estudiar vía internet), estudian deportistas de la talla de Mireia Belmonte, que ha obtenido una medalla de oro y otra de bronce en los Juegos de Río; Joel González, medalla de bronce en Río; Artemi Gavezou, medalla de plata en Río; el lanzador de martillo Javier Cienfuegos, o la kitesurfista Gisela Pulido. La lista es interminable. Entre todos han obtenido 114 medallas (72 oros, 24 platas y 18 bronces) en competiciones de máximo nivel, elevando a la UCAM al primer puesto en el medallero nacional. A nivel mundial solo les supera la universidad americana de Stanford. De las 17 medallas que España consiguió en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, once fueron obtenidas por deportistas de la UCAM.

Los resultados cosechados son el fruto de la apuesta de la universidad por apoyar el deporte –desde el amateur hasta el olímpico-, algo que la UCAM hace porque «la actividad deportiva es un instrumento de paz. Une religiones, lenguas, familias, personas de toda índole», explica José Luis Mendoza, presidente de la Universidad Católica San Antonio de Murcia.

Solo este año la universidad ha destinado más de dos millones de euros para ayudar a los deportistas. En colaboración con el Comité Olímpico Español, la UCAM «no solo paga la beca académica, sino que aportamos dinero al deportista», explica Mendoza, uno de los grandes mecenas del deporte español.

Deportistas con futuro

La única condición para que un deportista reciba la ayuda económica de la UCAM, según su presidente, «es que estudie en la universidad». Para ello, «hacemos un gran esfuerzo, tanto la universidad como el profesorado». Los atletas pueden estudiar de forma presencial, semipresencial u online. «Nos amoldamos a ellos. Cada deportista cuenta con un tutor personal que configura el calendario académico del deportista en función de las competiciones, los entrenamientos, las concentraciones…», añade.

De esta forma, desde la universidad «se apoya al deportista en su carrera deportiva» y «se le da una formación académica para que tenga un futuro cuando se retire» de los estadios.

Humanismo cristiano

Como universidad católica, la UCAM también forma a sus alumnos desde el humanismo cristiano, pero «respetando siempre la libertad de todos los alumnos. De hecho, estudian con nosotros personas de otras religiones e incluso ateos», explica Luis Emilio Pascual, capellán mayor de la universidad.

Esta formación se hace presente en tres ámbitos. La diaconía del servicio: «la universidad cuenta con el Instituto de Caridad y Voluntariado Juan Pablo II», cuenta el sacerdote; el ámbito de la doctrina: «todos los alumnos cursan durante los tres primeros años un módulo de Educación Integral, que incluye asignaturas como Teología y Ética, Sacramentos, Fe y Moral o Bioética»; y la parte litúrgica: «se celebran los sacramentos. Por ejemplo, todos los días a las 12 celebramos la Eucaristía. Ahora en octubre voy a celebrar el matrimonio de dos parejas de ex alumnos. Y luego estamos a disposición de todo el personal, tanto en el despacho como en el confesionario».

Se han producido no pocos frutos pastorales. Al principio de curso se informa a todos los alumnos de la posibilidad de recibir el sacramento de la Confirmación. «Confirmamos a una media de 35 estudiantes por curso», afirma el capellán. Precisamente en la tanda de 2015 estuvo la nadadora Mireia Belmonte, que estudia el grado de Publicidad y Relaciones Públicas. Su padrino fue el propio presidente de la universidad. «Un día se me acercó y me dijo que quería hacer la Confirmación. Que ella era una persona de fe pero que no estaba confirmada», explica Mendoza. «Entonces me puse en contacto con el capellán, le expliqué la situación y le dije que hablara con Mireia».

A la nadadora olímpica la fe le viene «desde pequeña, en casa. Estudió en un colegio de religiosas» en Badalona, cuenta Luis Emilio Pascual. Mireia ha mantenido la fe a lo largo de los años y se ha aferrado a ella en los momentos más importantes de su vida. «Justo antes de partir hacia Río me mandó un mensaje diciéndome: “Estamos aquí varios deportistas juntos. Dios nos ayudará. Y que todo vaya bien”. Yo le contesté: “Dios y vuestro esfuerzo”».

Carolina Marín con la Virgen de El Rocío

Otra de las deportistas de la familia de la UCAM es Carolina Marín, jugadora de bádminton. En Río, ante sus primeras e imponentes victorias, muchos daban por hecho que tenía el oro en el bolsillo. «La única medalla que tengo es la de la Virgen del Rocío, que me acompaña siempre», respondía ella. Días después, Marín ganó de forma sorprende la medalla de oro en un deporte dominado tradicionalmente por los asiáticos

La onubense le había prometido a la Virgen del Rocío ir a visitarla tras la competición si obtenía alguna medalla. «Promesa cumplida, visita a la Virgen del Rocío y medalla pasada por su manto», escribió en Twitter la jugadora de bádminton el miércoles 31 de agosto.

La joven, que no se cansa de dar testimonio de su devoción por la Virgen, acudió a la ermita acompañada por sus padres, Gonzalo y Toñi, y algunos familiares. Allí se detuvo en oración ante la imagen.

Días antes, a Carolina se le saltaron las lágrimas durante una recepción en el Ayuntamiento de Huelva, cuando la Hermandad del Rocío de Huelva y de los Emigrantes entonaron los compases de la salve rociera. La deportista acompañó al coro, cantando la canción de principio a fin.