Una Iglesia que sale a la calle
Aumentar la participación de los laicos, perder el miedo al testimonio personal y fomentar la comunión son los pilares sobre los que asentar la evangelización en Madrid, según la primera encuesta-formulario con la que concluye el primer núcleo propuesto para este primer curso del Plan Diocesano de Evangelización
El trabajo de las casi 9.000 personas inscritas en los cerca de 800 grupos del Plan Diocesano de Evangelización (PDE) ha comenzado a dar su fruto. En este primer año dedicado a la conversión pastoral, las respuestas a la encuesta propuesta por la Vicaría de Evangelización han permitido conocer cómo perciben los fieles la labor en las diferentes acciones pastorales que realiza la Iglesia en Madrid, así como ofrecer numerosas propuestas concretas para vencer desánimos y favorecer el encuentro con Cristo que nos devuelva la alegría del Evangelio.
Más allá de la zona de confort
Una mayor participación de los laicos, un testimonio personal decidido y sin miedos y un aumento de la dimensión comunitaria son los requisitos para esta nueva etapa de anuncio misionero. Junto a ello, una mayor unión entre sacerdotes y seglares y una mayor libertad de acción de los laicos parecen asimismo imprescindibles. Todo ello para evitar cierta compartimentación de la pastoral y facilitar la comunión, dando un mejor testimonio de unidad, algo muy importante de cara a la evangelización.
Los fieles piden situar la evangelización en perspectiva de acompañamiento, de modo que la incorporación de los alejados a la vida de la comunidad cristiana sea más sencilla. Junto a ello, se observa la necesidad de una comunión más estrecha entre los propios miembros de la parroquia, así como una mayor unidad entre las parroquias a la hora de formar a los catequistas y de compartir recursos.
Se necesita también llevar la Iglesia al barrio para atraer a las familias; para lo cual es preciso salir de la zona de confort que suponen los muros de la parroquia. En este sentido se ha sugerido ofrecer a los vecinos iniciativas abiertas como: convivencias, excursiones, cinefórum, charlas de crecimiento personal, eventos culturales como música, teatro y conciertos, y tertulias sobre temas de actualidad, junto a más horas de apertura de los templos.
Sobre el campo específico de la capacitación de los agentes pastorales se insiste en una mayor formación, sobre todo en tres campos: espiritual, doctrinal y bíblico. Las vigilias itinerantes con jóvenes, el fomento de la dirección espiritual, las convivencias para compartir la fe, los círculos de estudio sobre temas bíblicos son algunas sugerencias para vicarías y parroquias, potenciando al mismo tiempo los carismas y dones personales que vayan surgiendo entre los mismos fieles.
Una liturgia más cercana
A los sacerdotes se les pide un mayor contacto con las familias y un lenguaje más adaptado a los fieles; en este sentido, se pide una mayor claridad en las homilías. Los grupos del PDE solicitan también Misas más familiares, que la Eucaristía sea más cercana y atractiva, con un coro y unos lectores preparados, y sin descuidar los momentos de silencio celebrativo y el fomento de la exposición del Santísimo.
En perspectiva de atraer a los alejados, se sugiere aprovechar los funerales, por la habitual presencia de personas alejadas, y también aumentar la preparación de los padres que llevan a sus hijos a bautizar.
Matrimonio y familia
Acerca del sacramento del matrimonio se ha pedido la instauración de un catecumenado prematrimonial, de mayor tiempo de duración que los habituales cursillos, que testimonie el matrimonio cristiano como un proyecto de felicidad y alegría. También se reclaman actividades en las que puedan participar las familias, así como la creación de escuelas de padres. Y junto a un mayor fomento de los Centros de Orientación Familiar (COF), se ve necesario el acompañamiento a las personas en situación familiar irregular: divorciados, separados y no casados.
La catequesis, un punto aparte
Son muy numerosas las propuestas centradas en mejorar la labor catequética en Madrid. En este campo, la demanda principal es el trabajo con los padres de los niños que reciben los sacramentos de la iniciación cristiana. Hay muchas propuestas: una entrevista personal con cada familia, más contacto e implicación de la familia en la catequesis, aprovechar la catequesis de los niños y jóvenes para dársela también a sus padres…
Además se pide un cambio en la orientación de la catequesis para crear espacios de oración e iniciar en la experiencia de Dios, en la escucha de la Palabra, en el silencio y en la meditación, buscando profundizar en la fe. En general se piden catequesis más experienciales y que pongan en contacto con Dios.
En la etapa de la poscomunión, se reclama un mayor esfuerzo en conseguir que los jóvenes continúen, organizando salidas, convivencias y excursiones para ellos, así como escuelas de oración y espacios en las parroquias para que se puedan reunir.
Echamos la vista atrás y le damos gracias a Dios por todo el trabajo realizado desde el pasado septiembre, cuando comenzaron los trabajos del Plan Diocesano de Evangelización. Ahora que ya hemos terminado el primer núcleo, en el que se nos invitaba a reavivar el encuentro con Jesucristo para recuperar la alegría del Evangelio, queremos hacernos eco de los principales frutos que se vislumbran.
En primer lugar, el gozo de poder compartir la lectura de la Palabra de Dios, de meditarla y poder discernir juntos tanto el trabajo que estamos realizando al servicio de la misión de la Iglesia como los caminos que el Señor nos invita a emprender a cada una de las comunidades cristianas y a toda la Iglesia de Madrid. Junto a ello, la experiencia, tan bonita para muchos, de iniciarse en la Lectio divina, ¡todo un descubrimiento!
En el informe de valoración hemos querido hacer una síntesis de las conclusiones a las que se llega tras estudiar detenidamente las respuestas de los grupos y las numerosísimas propuestas formuladas. De todos modos, queremos dejar constancia de que no es una valoración cerrada; la reflexión sigue abierta. Concluirá a finales del mes de junio, cuando don Carlos, nuestro arzobispo, reúna a lo que él llama el Consejo Ampliado para presentar el documento final y se lancen las propuestas pastorales que brotan de todo el trabajo realizado.
Que la efusión del Espíritu Santo que estamos a punto de recibir en la fiesta de Pentecostés, nos dé la luz que necesitamos y la fuerza que requerimos para llevar a término la obra que hemos comenzado.