Comunicar la luz de Dios

Un nombre rimbombante ayuda, como mucho, a contar las cosas y a recordarlas. Aunque solo el Espíritu puede hacerlas resurgir. En la parroquia coruñesa de Oleiros soñar resulta tan natural como respirar. Nadie se extraña. Su párroco, José Carlos Alonso ejerce desde hace años una colaboración habitual con la Oficina de Comunicación de su diócesis compostelana; por vocación y por convicción. Extrovertido, gran conversador, siempre ha potenciado la inquietud de anunciar el Evangelio utilizando cualquier medio a su alcance. Él cuenta que, al término de unas jornadas para la formación de comunicadores cristianos, se planteó echar mano de alguna herramienta para llevar mejor y más lejos la Buena Noticia. ¿Qué forma darle? ¿Por dónde empezar? ¿Hasta qué punto resultaría técnicamente viable?

Aquella no era tarea para un lobo solitario. Entretanto, una de las parroquias a su cargo, Santa Cruz de Liáns, fue seleccionada para albergar la Jornada Interdiocesana Anual de Jóvenes. Parecía que el nuevo reto eclipsaría por completo cualquier otra iniciativa. Hubo que consolidar un grupo de jóvenes local capaz de responsabilizarse de un encuentro semejante. Las primeras reuniones se parecían más a un chiste interracial que a una actividad de pastoral juvenil: un venezolano, una guatemalteca, una rusa, una dominicana, un gallego… Aquella variada ONU comenzaba a mostrar sus virtudes: buena formación católica; madurez por encima de la media; dotes de liderazgo; audacia; orden; espíritu de sacrificio; laboriosidad… Sus propuestas carecían de complejos.

Ser apóstoles

La Jornada de Jóvenes incluía la realización de varios talleres, como un modo de acercar a todos las distintas realidades de la Iglesia: la labor de Cáritas, la vida religiosa o sacerdotal, la oración, la música cristiana, etc. No podía faltar uno de comunicación. Ser apóstoles con los actuales medios audiovisuales y tecnológicos. Por si hace falta impregnarlos de valores y llevar a otros la luz de Dios. Este fue el cometido más específico del grupo de jóvenes parroquial durante el encuentro. Se prepararon temas polémicos para explicarlos desde la buena preparación doctrinal, la confianza de los bautizados y las mejores competencias de los expertos actuales en divulgación.

Durante esta reunión de jóvenes, cuyo marco es la Vigilia de la Inmaculada Concepción, los jóvenes solventaron con buena nota una prueba de telegenia. Con la intención de elaborar un vídeo que compendiase su trabajo de aquellos días, se enfrentaron con gran espontaneidad y un notable éxito a la exigencia de tener que explicar, condensar, improvisar, reconducir, preparar… unas cuantas ideas que compusiesen un relato fidedigno y fresco de la fe que estaban compartiendo con tanta gente joven.

En la actualidad el grupo de jóvenes de la parroquia se sigue reuniendo una vez por semana. Ellos mismos han visto la necesidad de acercar sus vidas un poco más a la figura de Jesús y a las cuestiones cristianas que se vayan encontrando en el día a día. Sin olvidar nunca ese sexto sentido de la comunicación –están trabajando en una cuenta de Instagram Se.fe_liz–, para que otros puedan entender el verdadero motivo de su felicidad. Ni ellos saben dónde acabará todo esto. Pero, desde luego, han «resurgido».

Manuel Ángel García Gómez
Oleiros (La Coruña)