Joe repartirá vuestras cartas a los niños de la calle
Cuando era pequeño, en su casa de Freetown (Sierra Leona) no había medios casi ni para sobrevivir. Por eso, un día, Joe se escapó. Vivió en la calle hasta que lo ayudaron en Don Bosco Fambul. Ahora, él ayuda a otros chicos
¿Cómo vais con las cartas para nuestros amigos de Sierra Leona? ¡Queda solo una semana de plazo! Hoy os presentamos a uno de los carteros que las van a repartir a los niños de Don Bosco Fambul en vuestro nombre. Se llama Joe Conteh, y cuando era pequeño fue un niño de la calle. Hoy coordina el Centro de Cuidado para Niños y es como un padre para los 50 niños que pasan por él cada nueve meses, mientras les ayudan e intentan que vuelvan con sus familias.
Como la de miles de chicos africanos, la historia de Joe empieza en una familia muy pobre. «En casa no había suficiente dinero para mantenernos a todos, porque éramos muchos», nos cuenta. Mientras con sus padres y hermanos sufría la pobreza, tuvo la mala suerte de hacerse amigo de otros chicos que le acabaron convenciendo de que estaría mejor sin sus padres. Y se escapó.
Cuando ya estaba viviendo en la calle, Joe se dio cuenta de que no era tan bonito como esperaba. «Cada día teníamos que luchar un montón para sobrevivir». Lo conseguían haciendo pequeños trabajos, mendigando o robando. Corrían bastante riesgo de sufrir violencia, de ponerse enfermos, o incluso de que lo detuvieran y lo mandaran a una cárcel de adultos.
Un nuevo hogar
Así era su vida, hasta que conoció a los salesianos. «Un día vino una persona de Don Bosco Fambul. Me preguntó si quería seguir en la calle o volver a casa». Joe no sabía si fiarse, porque «venía gente de muchas organizaciones a hablar con nosotros, pero al final solo sacaban unas fotos y se iban».
Tuvieron que ir a verle dos veces más hasta que al final se decidió a visitar el centro. Y, al conocerlo, decidió quedarse. «En esa época éramos muchos, 72». En su caso, no fue posible que volviera con sus padres. «Pasamos allí diez meses, y luego nos preguntaron si queríamos seguir estudiando en el colegio o hacer formación profesional. Eligiéramos lo que eligiéramos, nos ayudarían dos años más». Así que se decidió por la formación profesional. «Me preparé durante 18 meses, y al final me dieron las herramientas que necesitaba para empezar a trabajar. Me gradué el 22 de junio de 2002», recuerda orgulloso.
«Quiero ayudar»
Ahora está casado y tiene un hijo de 15 años, que se llama John en honor al padre John Thompson, el fundador de Don Bosco Fambul. Fue la persona más importante de su vida en ese período. De hecho, «después de todo lo que Don Bosco Fambul había hecho por mí, decidí que quería ofrecerme para trabajar ahí». Su gran sueño es que los niños de la calle «tengan un futuro mejor. Vivir en este país no es fácil. Pero yo les digo que estar aquí es una gran oportunidad y que tienen que trabajar juntos para lograr ser libres, ciudadanos responsables y amigos de Dios. Cada día rezo por ellos».
Estos niños también necesitan vuestras oraciones… y todo el cariño que podáis enviarles con vuestras cartas. Recordad que tenéis que escribir en inglés, antes del 20 de diciembre, a c/ Pasa 3, 28005 – Madrid o a pequealfa@alfayomega.es.