Francisco, sobre la tensión en Tierra Santa: «El uso de la violencia nunca lleva a la paz» - Alfa y Omega

Francisco, sobre la tensión en Tierra Santa: «El uso de la violencia nunca lleva a la paz»

Al término de la audiencia general de este miércoles, el Papa ha expresado su «gran pesar» por los 60 palestinos muertos y los más de 2.000 heridos durante las protestas por el traslado de la sede diplomática de EE. UU. a Jerusalén. El Pontífice ha invitado «a todas las partes encausadas y a la comunidad internacional a renovar su empeño para que prevalezca el diálogo, la justicia y la paz»

José Calderero de Aldecoa
Papa Francisco
Foto: AFP Photo / Andreas Solaro.

El Papa Francisco está «muy preocupado y apenado por el agravamiento de las tensiones en Tierra Santa y en Oriente Medio y por la espiral de violencia». Al término de la audiencia general, Francisco se ha referido así, aunque sin citarlo expresamente, a los enfrentamientos en la frontera de Gaza surgidos a raíz del traslado de la sede diplomática de EE. UU. de Tel Aviv a Jerusalén.

Los choques entre los manifestantes y el Ejército israelí han dejado al menos 60 palestinos muertos y más de 2.000 heridos. «Expreso mi gran pesar por los muertos y los heridos y estoy cerca con la oración y el afecto a todos los que sufren», ha dicho al respecto el Pontífice.

Las tensiones y la violencia alejan «cada vez más el camino de la paz, del diálogo y de las negociaciones», ha asegurado el Santo Padre, al mismo tiempo que ha denunciado que «el uso de la violencia nunca lleva a la paz. La guerra llama a la guerra y la violencia llama a la violencia».

Por otro lado, Bergoglio ha invitado «a todas las partes encausadas y a la comunidad internacional a renovar su empeño para que prevalezca el diálogo, la justicia y la paz».

Antes de concluir su alocución, el Papa argentino ha querido resaltar el inicio del mes de Ramadán, que comenzará este jueves 17 de mayo. Al respecto, Francisco ha deseado «que este tiempo privilegiado de oración y ayuno ayude a caminar en el camino de Dios, que es el camino de la paz».

«No aprendemos nunca»

No ha sido la única reflexión del Papa sobre la violencia y la guerra. También se ha referido a ella durante los saludos en polaco al término de la audiencia general, momento en el que ha afirmado que «es muy triste recordar la guerra. En el siglo pasado hubo dos guerra y ahora… No aprendemos nunca. ¡Que Dios nos ayude!».

Además, ha saludado a un grupo de ex soldados polacos que se encontraban en Italia para recordar el 70 aniversario de la batalla de Montecassino durante la Segunda Guerra Mundial. A ellos, les ha dicho: «Que la tragedia que habéis vivido, la fuerza de espíritu, la fidelidad a vuestros ideales y vuestro testimonio de vida se conviertan en un llamamiento para la cesación de los conflictos en curso en todo el mundo y para la búsqueda de la paz».

Fin del ciclo sobre el Bautismo

Pero antes que sobre la oscuridad de la guerra, el Pontífice ha reflexionado sobre la luz de Cristo. Durante la catequesis de la audiencia general, el Santo Padre ha vuelto a hablar del Bautismo —última catequesis que dedicará a este tema— y, concretamente, ha explicado los signos de la vestidura blanca que se le pone a los niños y la vela encendida en el cirio pascual.

«Después del lavado de regeneración capaz de recrear al hombre según Dios en la verdadera santidad, se ha hecho natural, desde los primeros siglos, revestir a los neo-bautizados de una vestidura nueva, cándida, semejante al esplendor de la vida conseguida en Cristo y en el Espíritu Santo».

Los cristianos, ha continuado Bergoglio, estamos llamados a preservar esta vestidura «sin mancha hasta la vida eterna», recorriendo el camino de la vida cristiana, cultivando las virtudes y, sobre todo, viviendo la caridad.

Sobre el símbolo de la vela, el Papa Francisco ha explicado que se enciende en el cirio pascual, lo que indica que la luz procede de Cristo resucitado. En este sentido, ha reflexionado sobre la responsabilidad de los cristianos como bautizados, que deben ser «portadores de la luz de la salvación que tendrán que llevar a la humanidad».

Por último, Bergolio ha subrayado que la vocación cristiana es «caminar siempre como hijos de la luz, perseverando en la fe». «Si los bautizados son niños, es obligación de los padres, junto con el padrino y la madrina, preocuparse de alimentar la llama de la gracia bautismal en los pequeños, ayudándolos a perseverar en la fe».