Papa Francisco: «La esclavitud está mucho más difundida de lo que imaginamos para nuestra vergüenza»
El Grupo Santa Marta ha reunido en el Vaticano a jefes de policía, expertos y obispos de más de treinta países para seguir avanzando en la lucha contra la trata de personas, que existe también –subrayó el Papa– «en nuestras sociedades más prósperas»
Un «flagelo moderno» que sigue causando «indecibles sufrimientos humanos». El Papa lanzó una voz de alarma al mundo sobre una realidad demasiada veces oculta.
El Grupo de Santa Marta, fundado por Francisco en 2014 y liderado por el cardenal británico Vincent Nichols, forma hoy una red mundial presente ya en treinta y cinco países. Lo integran desde congregaciones religiosas católicas, a OMG y asociaciones contra la trata, además de cuerpos policiales y representantes de las principales religiones del mundo aliadas de la Iglesia en esta lucha.
En el encuentro de esta semana, participaron delegados de África, Europa, Asia y América, entre los cuales había obispos, religiosos, altos funcionarios de policía y organizaciones internacionales, se encontraron para discutir y compartir las mejores prácticas contra la trata de seres humanos y las modernas formas de esclavitud.
El Papa manifestó su esperanza de que estas jornadas de reflexión y de intercambio de experiencias hayan sido útiles para seguir aclarando «la interacción de las problemáticas, globales y locales, de la trata de personas humanas». Y advirtió de que la experiencia demuestra que estas formas modernas de esclavitud «están mucho más difundidas de cuanto se pueda imaginar, incluso, para nuestra vergüenza y escándalo, en nuestras sociedades más prósperas».
Ayudar a las víctimas
«El grito de Dios a Caín —«¿Dónde está tu hermano?»— nos insta a estudiar seriamente las diversas formas de complicidad con las que la sociedad tolera y anima, especialmente a propósito de la trata con fines sexuales, la explotación de hombres, mujeres y niños vulnerables», añadió el Pontífice.
Para Francisco, en lucha contra la trata hay muy diversos factores interrelacionados, desde «el uso responsable de las tecnologías y de los medios de comunicación, a «las implicaciones éticas de los modelos de crecimiento económico que privilegian el beneficio sobre las personas».
El Papa se refirió también en la ayuda a las víctimas de estos crímenes, acompañándolas por un camino de reintegración en la sociedad y de restablecimiento de su dignidad humana, llevando «el bálsamo de la misericordia divina a quienes sufren».