40 sacerdotes y seminaristas detenidos en la India por cantar villancicos
Un grupo de radicales hinduístas llamaron a la policía, acusaron a uno de los formadores del seminario siro-malabar de San Efrén de ofrecerles dinero si se convertían, y quemaron un coche del seminario en Satna, en el estado de Madhya Pradesh. «La aldea es totalmente hindú, pero somos bienvenidos. Solo hacemos labores sociales. Cada año vamos a cantar villancicos, la gente nos esperaba», explica a Alfa y Omega el decano del seminario
Un grupo de 30 seminaristas y dos sacerdotes del seminario siro-malabar de San Efrén, en Satna (Madhya Pradesh) fueron detenidos este jueves después de cantar villancicos en una aldea. Otros ocho sacerdotes fueron también detenidos en las horas siguientes.
El padre Rengith Joseph, decano del seminario, ha explicado a Alfa y Omega que «Estábamos cantando villancicos al aire libre. Cuando terminamos, un grupo de activistas vinieron y nos dijeron que no podíamos hacer eso, que estábamos haciendo proselitismo. No era así, solo estábamos cantando. Cada semana nuestros seminaristas van a esta aldea, y cada año vamos a cantar villancicos. La gente de la aldea nos estaba esperando, mientras que los activistas eran de fuera».
El decano, que había vuelto antes al seminario, se enteró de lo que ocurría porque uno de los sacerdotes le llamó para avisarle de que los activistas habían llamado a la policía. «Siguieron informándome, pero cuando los detuvieron ya no pudieron llamar. Otros ocho sacerdotes fueron a la comisaría», pero los radicales que la rodeaban los atacaron y dijeron a la policía que habían estado con el primer grupo, por lo que también fueron detenidos. «También prendieron fuego a nuestro coche».
Expansión de los nacionalistas
Esta aparente complicidad de la policía con los radicales se debe a que, según el sacerdote, estos estaban relacionados con el Bharatiya Janata Party (BJP, Partido del Pueblo Indio), nacionalista hindú, que en los últimos años se ha convertido en el más importante del país y controla el Gobierno central y el de 18 de los 29 estados del país; entre ellos, Madhya Pradesh.
Los sacerdotes y seminaristas fueron puestos en libertad en torno a las tres de la madrugada del viernes, pero con la orden de volver a la comisaría a las siete de la mañana. Esas pocas horas restantes de la noche las pasaron en la casa del obispo siro-malabar de Satna, monseñor Joseph Kodakallil porque está cerca de la diócesis, mientras que el seminario está a 15 kilómetros.
La orden de volver se debe a que uno de los radicales presentó cargos contra el padre George Manganappilly, acusándole de ofrecerle dinero (5.000 rupias, 66 euros) para que se convirtiera. «Le han acusado a él porque era el de más rango del grupo», explica el decano. Entre 2014 y 2015, el padre Mangalapilly fue administrador apostólico de la diócesis. Los seminaristas pudieron dejar la comisaría a mediodía –hora local–, y unas horas después el padre Mangalapilly fue puesto en libertad bajo fianza, a la espera de juicio.
«Cansados y asustados»
«Los seminaristas –continúa el decano– siguen en la casa del obispo por si les vuelven a llamar. He podido hablar con ellos, y están muy cansados y asustados». Hasta ahora, habían sido «muy bienvenidos en la aldea. Es totalmente hindú, pero la gente está contenta de que vayamos porque hacemos labores sociales, como clases para los niños. Nunca evangelizamos de forma directa, tomamos muchas precauciones para no mencionar directamente a Jesús, pero sí hablamos de los valores del Evangelio». En Madhya Pradesh existe una ley anticonversión muy estricta.
En un comunicado hecho público este viernes, la Conferencia Episcopal India ha mostrado su «shock y dolor» por unos hechos «vergonzosos y deplorables». «Todos los indios rectos de mente se avergonzarán de estos terroristas disfrazados de “policía religiosa”. Estamos absolutamente seguros de que no hablan en nombre de nuestros hermanos hindúes, que son abiertos de mente y aman la paz».
Los obispos denuncian, además, «la complicidad de la policía» que arrestó a los seminaristas y no hizo nada mientras los manifestantes atacaban a los sacerdotes. «Este mal uso de la fuerza policial y quebrantamiento de la ley y el orden no son tolerables en una democracia ni en una sociedad civilizada».
Ataques a las minorías
Se trata, además, de uno de varios «signos de acoso a la Iglesia católica en los últimos meses» en este estado gobernado por los nacionalistas hindúes. También ponen ejemplos de otros ataques, como el asesinato de un musulmán por sospechar que tenía una relación sentimental con una mujer de otra religión; o el linchamiento, en dos años, de 32 personas de minorías étnicas o religiosas por la acusación de matar una vaca o tener su carne. Los atacantes –añaden los obispos– «con frecuencia no son descubiertos o salen impunes».
«Es el momento de ir más allá de las palabras y las promesas», afirma el comunicado, que pide a los líderes políticos estatales y del Gobierno central que «devuelvan el imperio de la ley y el orden y que lidien con firmeza con esos malhechores».