Presentación del Informe Familia 2017: Crece el consenso sobre la familia
La maternidad subrogada, la violencia machista, el reto demográfico y la conciliación laboral y familiar son los cuatro ejes del primer Informe Familia, presentado esta semana en Madrid, con la figura del padre como protagonista de su primer monográfico
Este jueves se presenta en Madrid el Informe Familia 2017, promovido por el Instituto Universitario de la Familia de la Universidad Pontificia Comillas, y la fundación Casa de la Familia de la archidiócesis de Madrid. Se trata de la primera encuesta de familia en Madrid que muestra datos sobre la vida en pareja, la relación con los hijos, la composición y forma de los hogares o el papel de la paternidad, y cómo influyen en la familia aspectos como la crisis económica, la conciliación familiar o las desigualdades salariales y de género.
El informe es el resultado de «un año muy intenso de trabajo, que se ha fraguado en una gran encuesta sobre la familia y otra monográfica sobre la paternidad, además de un seguimiento de las principales noticias que se han producido durante el último año en estos temas», dice Fernando Vidal, director de Instituto Universitario de la Familia y coordinador del informe.
Vidal observa que en este campo «ha surgido de un tiempo a esta parte un importante consenso que comparten instituciones de diferente signo: partidos de todo el espectro político, asociaciones, universidades, Iglesia…, algo que se puede observar concretamente en cuatro campos: la maternidad subrogada, la violencia machista, el reto demográfico y la conciliación laboral y familiar».
Para el director del Informe Familia, «este consenso es muy positivo, porque muestra una preocupación transversal en toda la sociedad en ámbitos relacionados con la familia», una «preocupación multinstitucional» que también comparte la Iglesia, «no por razones confesionales, sino simplemente por su interés de mejorar la sociedad y la vida de las personas, lo que la lleva a involucrarse con otras instituciones y personas con las que coincide en la búsqueda del bien de la familia».
Signos de esperanza
Según Vidal, «la familia está hoy en una situación complicada», porque «durante los últimos 30 años se ha producido una gran desvinculación en todos los ámbitos, un fenómeno que también ha afectado a la familia. Esto tiene que ver con una economía muy utilitarista y con una cultura muy superficial, y también con una sociedad civil que no ha estado muy presente; y si la sociedad civil no participa, entonces la familia se resiente». Pero este paradigma «utilitarista y superficial no ha afectado solo a la familia, sino que ha afectado a todos los lazos comunitarios: el barrio, las amistades, las formas de las ciudades, la relación entre los compañeros de trabajo… Hoy se puede percibir una disolución general del tejido comunitario que no deja de afectar a la familia».
Sin embargo, hay signos de esperanza. Uno de ellos es la propia ciudad de Madrid, porque en ella «vemos una sociedad muy familista y muy innovadora a la vez», algo común «a toda España y al resto de países latinos de Europa, en los que hay un empuje muy innovador en el terreno empresarial y tecnológico, pero también un sentido familiar muy arraigado». Concretamente, Madrid «ofrece una buena fórmula alternativa a este capitalismo individualista y utilitarista, una forma de vivir que nos hace querer ser modernos pero sin perder a los que uno más quiere, para estar con ellos y poder cuidarlos».
El apartado monográfico del primer Informe Familia está dedicado a la figura del varón, «porque en la actualidad hay una demanda creciente que pide una mayor presencia del padre en el hogar familiar», dice Fernando Vidal.
Para el director del Instituto Universitario de la Familia, la imagen de un padre distante y poco afectivo «surgió sobre todo a partir de 1830, con el nacimiento de las metrópolis y de la sociedad industrial, lo que provocó la desconexión del padre con respecto a la familia y el nacimiento de un modelo familiar en el que el varón y la mujer asumían roles muy duales y muy extremos. Pero esto antes no era así: los padres anteriores a esta época eran considerablemente afectivos y mantenían una relación muy intensa con su mujer y con sus hijos».
Este modelo de varón «se está empezando a recuperar ahora, porque hay una demanda social muy amplia para que los hombres vuelvan al hogar. Hoy existe una tendencia a un padre más implicado, más en comunión con sus hijos, con más tiempo para vivir ese afecto, algo que coincide plenamente con las propuestas que da el Papa Francisco en Amoris laetitia».
Esto demanda al tejido social y empresarial «una mayor concienciación. La sociedad lo está pidiendo a gritos. Jornadas laborales excesivamente largas y poco productivas son incompatibles con una familia sostenible. Y además es un riesgo para los hijos el que los padres no estén en el hogar. Se trata de una demanda justa. Si la sociedad quiere ser sostenible, debe promover que el padre esté más en casa».