Michael Farkas: «La gente está desesperada por conocer a Jesús» - Alfa y Omega

Michael Farkas: «La gente está desesperada por conocer a Jesús»

Dos sillas: es todo lo que hace falta para anunciar el amor de Dios a quien no lo conoce. Es el método de Prayerchair, una iniciativa de evangelización para rezar por desconocidos en la calle. Su coordinador, Michael Farkas, un contable de Brighton (Inglaterra), casado y con tres hijas, exclama: «Estaría muy triste si no pudiera hacer nada por Dios»

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Michael y su Prayerchair, en una calle de Brighton. Foto: Prayerchair

¿Cómo te metiste en esto de anunciar el Evangelio… con un par de sillas?
En 2008, un amigo mío compartía el Evangelio de este modo en un centro comercial y me dijo: ¿por qué no te vienes un día? A mí me entró miedo, pero al cabo de cinco semanas, sentí que el Señor me decía: «¿Harías eso por mí?». Y yo pensé: ¡Cómo no hacerlo! Para mí fue un paso difícil, porque no soy un tipo que suela hablar con extraños y me sentía incómodo. Pero me decidí y me di cuenta de que es más fácil de lo que parece desde fuera. Me sorprendió encontrarme tantas personas desesperadas por escuchar este mensaje ahí fuera, en la calle. Muchos están deseando encontrar a Jesús…

¿Tanto?
Hace tres semanas, se sentó una mujer y me dijo: «No soy feliz desde hace muchos años». Fue algo tan triste… Rezamos juntos y le ofrecí a Jesús: «Él es la alegría, confía en Él. Él conoce tu dolor, te va a dar la esperanza que necesitas…». Se levantó y me dijo que esa oración había sido muy importante para ella. Desde que empecé con esto, los sábados por la tarde ya no son para mí, sino para Dios.

Es una forma muy simple de evangelizar, pero también muy extraña.
Sí que es extraña, pero funciona. Hay quien pasa de ti, pero Dios mueve los corazones de aquellos por los que quiere que recemos. Es muy sencillo: llevamos unas sillas a la calle, donde está la gente, cerca de restaurantes y tiendas, y ponemos un cartel ofreciendo oraciones y bendiciones. Y es asombroso: ¡la gente se sienta! ¡La gente quiere hablar! Nosotros no somos teólogos, ni debatimos sobre cuestiones de Dios o de la Iglesia. Solo somos testigos, transmitimos que Dios es real, es de verdad y está ahí, con nosotros. Muchos se sientan y lloran. Hemos visto curaciones, gente liberada de esclavitudes, de adicciones, cosas increíbles…

¿Por ejemplo?
La semana pasada vino un hombre con 15 operaciones de estómago, diciendo que vivía en un dolor constante. Después de rezar juntos, todo ese dolor desapareció. La cara de asombro que se le quedó fue impresionante.

Otra vez tuvimos a una mujer de unos 70 años. Tenía un cáncer con metástasis y tenía que ser operada al día siguiente. Tres semanas después volvió llena de energía, y nos contó que los médicos extirparon su cáncer original, pero que no habían encontrado nada de su metástasis.

También hay enfermedades del espíritu…
Como la de una chica, de unos 20 años, que sufría mucho por estrés, no podía dormir y no sabía qué hacer. Comenzamos a rezar. Tenía un problema con el perdón. Muchas personas le habían hecho daño y necesitaba perdonar para verse libre. Nombró a 15 o 20 personas, e iba perdonando a cada una de ellas. Al final sentí que debía decirle: «Perdónate a ti misma, Dios te ama, te has hecho mucho daño pero Dios te quiere mucho». Cuando acabó se fue muy contenta.

¿Cuál es el perfil de los que se sientan en la silla?
Hay algo previo muy importante: Dios quiere entrar en contacto con estas personas mucho más que nosotros; tiene mucho más interés que nosotros. Lo único que nosotros hacemos es compartir el amor de Jesús por ellos. Algunos iban a Misa de pequeños, y otros no. Nosotros los animamos a seguir con el equipaje que traen. Solo les proponemos recibir un pequeño devocionario por email, algunas citas de la Escritura, o algunos pequeños mensajes para cada día. Nuestro objetivo es presentarles a Jesús y animarlos a empezar una relación con Él.

Hablar de Jesús de un modo tan abierto y explícito, ¿no da miedo?
Creo que al demonio le interesa que, si no nos puede dominar, al menos nos quedemos callados y no compartamos nuestra fe con nadie. Quiere que seamos algo así como agentes secretos de Jesús, que nadie conoce ni puede identificar.

¿Imaginas tu vida sin llevar a Cristo Jesús a otros?
La verdad es que estaría muy triste si no pudiera hacer nada por Dios. Yo trabajo para vivir, como todo el mundo, pero el deseo de transmitir a Jesús está siempre en mi corazón. Todos necesitamos mostrar a Jesús a los demás. Cambiamos el mundo persona a persona.