De repente nos damos cuenta de que no encontramos el expediente para un bautizo. Y eso que los padres habían acudido a las sesiones de catequesis para prepararlo. Cojo el teléfono y los llamo. No responden. A los cinco minutos me devuelven la llamada. Que lo tienen todo ellos, que sí se lo habíamos dado y explicado todo, que pensaban tráelo el día del bautizo (esto ocurre un domingo y el bautizo es el sábado siguiente). Les digo que es importante revisarlo y que lo necesitamos en la parroquia. «¡Ahora voy, en diez minutos estoy allí!» Viene ella sola con el bebé. Sonrisa nerviosa, muy nerviosa.
Me entrega un montón de papeles desordenados. Falta parte de la información. Los datos de la madrina están en flamenco, pues es belga. «Yo te lo explico». Le contesto que no hace falta: he viajado mucho por Bélgica y leo lo suficiente para entender que allí no pone lo que ella me dice; me está entregando documentos del Registro Civil, papeles de relleno. El padrino no está confirmado; tampoco trae la partida de Bautismo, aunque sí un papelín que dice cuándo y dónde fue bautizado. «¿No vale con que uno de los dos esté confirmado?». O sea, que la cosa es valer.
Comienza a sincerarse. El padrino convive con su novia; «¡son muy buena gente!». Le contesto que nadie dice lo contrario. Y la madrina, la belga, «bueno, tampoco está casada, aunque piensan hacerlo pronto… además está embarazadísima». Le recuerdo que nadie está juzgando nada. También le recuerdo cuáles son los requisitos y que no parece que cumplan lo de no encontrarse en situación irregular pública y estable. Silencio. Cojo el ritual del Bautismo de niños. Voy a donde dice que los padres se obligan a educar a su hijo en la fe para que, guardando los mandamientos de Dios, ame al Señor y al prójimo «como Cristo enseña en el Evangelio». Le muestro que inmediatamente después se pregunta a los padrinos si están dispuestos a ayudar a sus padres en esa tarea. Los verbos utilizados son obligar y ayudar.
La idea era aguardar al sábado y «a ver si, con toda la familia allí, nos ponen alguna pega». No solo es cuestión de buscar nuevos padrinos. Queda mucho trabajo por delante.